Parece lejano el 5 de noviembre de 2024 cuando la sociedad estadunidense acudirá a su cita electoral para elegir a quien ocupará la Casa Blanca a partir de 2025.
En esa carrera que ya comenzó, el ex presidente Donald Trump continúa con el beneficio de la mayoría de los republicanos para convertirse en el abanderado que los pueda regresar a la Oficina Oval.
Así es, en el terreno de las encuestas, de las preferencias partidistas, de los medios de comunicación a modo, de las redes sociales, del respaldo de la sociedad más conservadora estadunidense Trump se mueve como pez en el agua.
Sin embargo, esta carrera presidencial tiene al menos dos pistas, y el segundo escenario es el judicial.
Es precisamente en la segunda pista donde el republicano no tiene todas las cartas a su favor, incluso no podemos descartar que, desde las mismas huestes del gobernador de Florida y principal competidor de Trump, Ron De Santis se trabaje para llevarlo a un terreno que le impida competir por la candidatura o por lo menos que las preferencias trumpistas se reduzcan de tal manera que no obtenga la nominación del partido.
En lo judicial, las cosas se ponen cada vez más oscuras. El día de hoy, Donald Trump avisó en su plataforma Truth Social, que recibió una carta donde se le informa que es objeto de una investigación a cargo del Departamento de Justicia en la cual se le acusa de intentar deshacerse de los resultados de las elecciones presidenciales de 2020.
Es una clara evidencia de que las autoridades quieren ir por él.
Este caso no es el único. Sabemos que Trump enfrenta múltiples acusaciones judiciales e investigaciones por diversos motivos: electorales, comerciales, fiscales, escándalos sexuales, de seguridad nacional, hurto de documentación oficial de la presidencia, obstrucción de la justicia, más lo que se acumule esta semana.
En este momento de apuro judicial, la apuesta de Donald Trump es retrasar lo más que se pueda el juicio sobre su papel en el salto al Capitolio el 6 de enero de 2021.
De hecho, sus abogados están solicitando que ese juicio se lleve a cabo hasta después de las elecciones.
Por supuesto, que la apuesta del republicano es salir triunfador el 5 de noviembre y con ello doblar políticamente al poder judicial.
Hoy por hoy, Donald Trump tiene un pie puesto en cada pista: la electoral, donde goza de las preferencias republicanas; y la judicial, donde el fuego cada vez se le acerca más. Veremos en cuál de las dos pistas ofrece su mejor baile.
Profesor del Tec de Monterrey
@contodoytriques