Días atrás, algunos columnistas en periódicos de cobertura nacional destacaron el riesgo de que la senadora Xóchitl Gálvez Ruiz pueda sufrir una agresión o hasta un atentado como el sufrido por Luis Donaldo Colosio Murrieta, particularmente por las constantes menciones que hacía durante la mañanera el presidente Andrés Manuel López Obrador, y recomendaron que la aspirante a la candidatura presidencial del Frente Amplio por México contara con protección y seguridad.
La propia Xóchitl Gálvez comentó la posibilidad de dejar de utilizar la bicicleta para sus traslados y hacerlo en un vehículo más seguro.
Por supuesto, de inmediato hubo quienes reprobaron dichos comentarios que fueron calificados de exagerados.
López Obrador también declaró que él nunca ordenaría agresión alguna en contra de cualquier aspirante o precandidato.
Pero mientras todo mundo volteaba a ver a Gálvez Ruiz, quien sigue gozando de cabal salud, el viernes y sábado pasados fallecieron dos empresarios promotores de las candidaturas de Adán Augusto López Hernández y Marcelo Ebrard Casaubón en extrañas condiciones que merecen una inmediata investigación y aclaración de los hechos.
Es importante, y por salud política, que se conozca si ambos lamentables sucesos tuvieron que ver o no con las aspiraciones de los ex secretarios de Gobernación y de Relaciones Exteriores.
El viernes por la noche falleció el empresario Daniel Flores Nava, dueño de la empresa Proyecta Industrial de México, y uno de los principales promotores de López Hernández.
Flores Nava falleció luego de que el avión privado en el que se trasladaba de Veracruz a Toluca se desplomó poco después de haber despegado sin que se conozcan las causas del accidente, pues lo que ha trascendido asegura que el piloto -que también falleció junto con el copiloto-, no reportó algún problema a la torre de control al emprender el vuelo.
Daniel Flores estuvo precisamente en el Puerto donde acompañó a Adán Augusto en una de sus asambleas informativas.
Hasta el momento, no se ha proporcionado información sobre lo sucedido en este accidente y el motivo del mismo.
Pero cabe recordar que el día 25 de este mes, fue asesinada Zayma Ziraya Zamora, otra promotora de Adán Augusto López, mientras se dirigía a su negocio en Poza Rica, Veracruz.
Veinticuatro horas después -el sábado por la noche-, el empresario inmobiliario José Fuentes Brito y su hijo José Manuel Fuentes Calvo, fueron asesinados en la carretera México-Acapulco, ya en territorio guerrerense, mientras que la esposa y madre de las víctimas resultó herida y fue trasladada a un hospital.
Se informó que el móvil del asesinato habría sido el robo, pues los victimarios se llevaron la camioneta en la que se trasladaba la familia Brito Calvo.
José Fuentes Brito era promotor del ex canciller Ebrard Casaubón.
Dos muertes en extrañas condiciones sucedieron en el lapso de 24 horas, y las víctimas, coincidentemente, eran promotores de dos precandidatos presidenciales de Morena, precisamente quienes se disputan la segunda posición en las encuestas después de la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo.
¿Realmente fue una coincidencia las muertes de los empresarios Daniel Flores y José Fuentes, impulsores de las candidaturas de López Hernández y Ebrard Casaubón?
En política no hay coincidencias, recuerdan una y otra vez los propios políticos.
Sin duda alguna que las autoridades deben de investigar las causas del accidente aéreo en el que falleció Daniel Flores, y dar a conocer si hubo alguna falla mecánica o qué otra razón pudo motivar que el avión cayera a tierra tres minutos apenas después de haber despegado; y deberán detener a los autores del asesinato de José Fuentes y su hijo, y confirmar si realmente fue un simple asalto la causa del crimen.
Aunque las autoridades pretendan decir otra cosa, la verdad es que la sangre llegó al proceso interno de la 4T, y debe de actuarse con celeridad en las investigaciones respectivas, para que esta sangre no corra dentro y fuera de Morena y alcance a alguno de los aspirantes del Frente Amplio por México, para no caer en el sospechosismo y evitar que el ambiente político en México se enrarezca en plena campaña electoral.