1968. Gran parte de los países del orbe se disponían a participar en las olimpíadas de ese año que se llevarían a cabo en México, país sede de ese acontecimiento deportivo.
Por el mismo tiempo en diversas naciones se escenificaban movimientos de protesta, en los se hacían presentes variadas exigencias de cambio en las formas de manejo de los asuntos públicos.
Movimientos del 68
- En Francia, París 68, movimiento estudiantil conocido como la noche de las barricadas en el Barrio Latino.
- La primavera de Praga en Checoslovaquia, rebeldía de los estudiantes contra la dictadura del partido comunista.
- En los Estados Unidos por su parte, se pedía el regreso de sus muchachos reclutados para la guerra de Viet-Nam, ahí mismo, el pueblo se conmovía por la muerte del líder negro Martin Luther King y del político Robert Kennedy.
En México, en la víspera de inaugurar los referidos Juegos Olímpicos, en obediencia a lo establecido en su Constitución el Representante del poder Ejecutivo Federal rendía su cuarto informe de gobierno.
“Cumplo con el mandato constitucional de presentar el informe que manifiesta el estado general que guarda la administración del país.” Con estas palabras el primero de septiembre de 1968, el Presidente de México Gustavo Díaz Ordaz inició su cuarto informe de gobierno, un discurso que era en sí la calca de todos los pronunciados en su turno en esa fecha por los Ejecutivos Federales de la República mexicana.
La diferencia en esa ocasión había sido la inclusión en su texto de un contundente mensaje dirigido a los jóvenes, entre otras razones por su contumacia al sometimiento de sus políticas en el área de la educación superior, circunstancia que habría de calar en el ánimo de la comunidad estudiantil, sobre todo, porque en el citado discurso de su informe, el Presidente Díaz Ordaz tampoco había hecho mención a los conflictos que se generaban en torno a la vida universitaria.
La prensa de la época, recoge en sus páginas los hechos que incidieron en la represión del Estado Mexicano para controlar la disidencia estudiantil.
La Federación Nacional de Estudiantes Técnicos del Politécnico previamente había convocado a diversos actos de protesta, entre ellos a una manifestación para el día el 26 de julio de 1968 con el objeto de protestar contra la represión de sus compañeros estudiantes y de profesores, producto de una riña entre estudiantes.
Así mismo, pedían la desocupación de las escuelas vocacionales involucradas en el naciente conflicto estudiantil, la cual fue reprimida y varios de los participantes fueron detenidos y encarcelados. La comunidad estudiantil los llamó “presos Políticos”.
En respuesta a este mensaje, a este silencio oficial en torno al conflicto que se avizoraba como el prendimiento de una gran hoguera, la comunidad universitaria; alumnos, profesores, trabajadores y gente en general, convocaron a una “marcha del silencio” el 13 de Septiembre, que reunió a más de 250 mil personas que desfilaron desde el Museo Nacional de Antropología, debiendo concluir en la Plaza del Zócalo.
En la marcha, “sólo se oían los rumores y los pasos, ni una palabra, todo en silencio, los integrantes de aquella marcha llevaban la boca cubierta con espadrapo o con cinta adherible”.
Aún resonaban en los oídos de los manifestantes las contundentes palabras del Ejecutivo Federal, que lejos de atenuar las pasiones y los ímpetus de los jóvenes los incitaba a seguir un camino de más y mayor violencia.
“El otro camino está abierto. Había dicho; No quisiéramos vernos en el caso de tomar medidas que no deseamos, pero que tomaremos si es necesario; lo que sea nuestro deber hacer, lo haremos; hasta donde estemos obligados a llegar, llegaremos”.
La prensa aprovechaba los hechos para adornar sus páginas con frases elogiosas para el Ejecutivo, contados rotativos y columnistas, tuvieron la visión necesaria para comunicar la realidad que comenzaba a encender los ánimos tanto en el círculo que rodeaba al Ejecutivo Federal, como en el ámbito de los estudiantes y de la comunidad universitaria en general.
Después de esto, vino la violencia en grande, hasta concluir con la muerte de un número desconocido de jóvenes en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, que según datos oficiales no sobrepasaron el número de 300, hechos que aún permanecen en el más absoluto misterio, pues dichos cadáveres fueron recogidos con grúas y vehículos oficiales para después ser llevados a incinerar.
Ese había sido el epílogo al mensaje del Ejecutivo, resmas enteras se han publicado con ese tema y hoy los vídeos se han encargado de difundir las imágenes de esos aciagos momentos que empañaron la vida de nuestro país y que parecen reproducirse en cada sexenio, en cada día.
Nada parece haber cambiado después de 55 años, pues por todos los rumbos de esta hermosa patria, se llevan a cabo marchas de protesta de hombres y mujeres, dolidos por la desaparición de sus seres queridos, se oye el rumor sordo de los pies de las “madres buscadoras” que siguen las huellas señaladas por anónimos y temerosos informantes, escarban y escarban hasta encontrar algún rastro que les indique la presencia de una fosa clandestina, gorras, zapatos, cenizas de los improvisados hornos crematorios que se aparecen en cualquier lugar.
Hoy el Ejecutivo Federal, se prepara para rendir su quinto informe, el mensaje será una réplica más de los anteriores, millones de pesos invertidos en salud, en educación, en seguridad, pero al igual que en el 68, entre los discursos se escuchará el rumor de los pies marchando, con la boca cerrada para no herir la sensibilidad de los dueños del poder.
Pero en el aire permanecerán flotando miles de interrogantes, mismas que el ruido de las aplausos y los tamboriles de cientos de bandas pandilleriles “amarilladas” de antemano, no dejarán escuchar una sola palabra.
¡Nada ha cambiado camarada Andrés! Repito las palabras de Carlos Fuentes. “Aquí nacimos, que le vamos a hacer”.
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