“¡Quiero ser gobernador de Jalisco y los necesito para continuar juntos el legado…!”, expresó con energía y emoción el viernes pasado el senador Clemente Castañeda Hoeflich, al rendir su informe de actividades legislativas.
Esta frase de 13 palabras era lo que muchos querían o necesitaban escuchar, aunque quizá les bastaba que sólo pronunciara las cinco primeras.
Castañeda Hoeflich tiene todo para ser candidato de Movimiento Ciudadano a la gubernatura. Tiene la madurez e inteligencia política para enfrentar el reto que significa gobernar una entidad como Jalisco.
Lo dijo: “Gobernar Jalisco no es un juego”. Tiene muy claro lo que es y para qué es la política: “Creo en la pluralidad y en la buena política, la que se honra con los actos y con la palabra. Creo en la construcción y en el cumplimiento de lo acuerdos. Creo en la inclusión y en el valor de construir en las diferencias…”.
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Clemente Castañeda está muy lejos de ser un personaje de las tortas ahogadas, del festival del tejuino, de montarse como chiquillo en un carrusel o de ponerse a bailar al ritmo de Timbiriche para ser el hazmerreir en las redes sociales.
Su atención la tiene posada en hechos de verdadera trascendencia para el país y Jalisco: “Puedo decir con solvencia que he enfrentado al régimen con solvencia y determinación; al régimen que hoy acecha a nuestras instituciones, y les he demostrado que no me doblego ante las presiones y ante las amenazas…”.
Castañeda ha demostrado ser un hombre de lealtades y convicciones, que no halaga de frente y traiciona por la espalda o da “golpes” por “debajo de la mesa”, que no dice una cosa y hace otra, que no es un “doble cara”: “Mi proyecto político es el mismo en el que he participado y construido en más de una década”.
Que como bien lo dijo, tiene la autoridad moral para poder expresarse como lo hizo el viernes ante los tormentosos momentos que enfrenta Movimiento Ciudadano al interior: “Hoy quiero hacer un llamado a la unidad con propósitos, para tomar decisiones en equipo, con toda la familia de Movimiento Ciudadano que se la ha jugado con nosotros en las buenas, en las malas y en las peores”.
Formado en la brega de la política estudiantil, Clemente Castañeda es decidido al “jugársela” con un solo equipo hasta el final.
No busca quedar bien con dos amos para obtener ganancias personales y satisfacer ambiciones individuales: “Una vez que nos abrieron esa puerta (en Movimiento Ciudadano) entramos con libertad, la cuidamos como si fuera nuestra y la hemos defendido con orgullo y con gratitud. Dicho en otros términos: en libertad nació nuestra relación con Movimiento Ciudadano, en libertad la mantuvimos y en libertad y en libertad queremos seguir a partir de las causas que hoy nos unen…”.
Atrás de Clemente Castañeda hay historia, no es un improvisado al que le gustan los reflectores y que es capaz hasta de pararse de cabeza para recibir el aplauso fácil y los “likes” en sus redes sociales.
Castañeda sí es parte de la historia de Movimiento Ciudadano en Jalisco, no llegó a medio camino para subirse a la “ola” naranja y postrarse en la frivolidad permanente que le permita estar arriba en las encuestas.
Clemente lo confesó con un dejo de sincera humildad: Mis ganas de encabezar este proyecto no son ni inercia ni ambición personal. No se los voy a negar, lo he pensado mucho porque me tomo la política con mucha seriedad (…). Esas ganas tampoco nacen del capricho, y lo aclaro de una vez: no me siento heredero de nada ni de nadie. Quiero ganarme ese lugar a la buena, porque soy un militante más de las cosas que nos unen, y porque me he preparado toda mi vida”.
Ese día, en su informe, Clemente Castañeda se presentó de cuerpo completo y no sólo pronunció abiertamente y en el escenario ideal lo que muchos esperaban escuchar desde tiempo atrás: “¡Quiero ser gobernador de Jalisco”, sino que, además, demostró que tiene lo que se necesita para eso: capacidad, inteligencia, determinación y arrojo.
A partir de ahora, los demás aspirantes deberán mostrar y convencer que realmente tienen los atributos para estar en esa primera fila de aspirantes a la candidatura al gobierno del Estado.