De manera genérica se conocen dos tipos de propuestas de quienes pretenden llegar a un cargo público en un proceso electoral. La anímica que busca ganar el apoyo electoral accediendo a las emociones y la de propuesta de gobierno que se compromete a resolver los problemas que afectan a los electores.
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Aunque las dos opciones tienen riesgo de caer en posiciones demagógicas es más común que se abuse de la anímica por estar íntimamente ligada al culto a la personalidad a través de la imagen en un proceso cercano al narcicismo.
Se vende una cara, una sonrisa, una forma de vestir, una forma de conducirse. Es algo que surge de los conceptos del espectáculo, lejano de la imagen austera y sobria de un administrador exitoso, generador de productos útiles, destacadamente en los servicios que debe prestar el Estado.
Sobra decir que quienes construyen está imagen no tienen interés en resolver los problemas de la sociedad y generalmente llevan las administraciones al fracaso.
Los casos más cercanos en el tiempo son Enrique Peña Nieto y Aristóteles Sandoval, que construyeron sus candidaturas en estereotipos de telenovelas, que fueron comprados por sectores afines a la cultura del espectáculo televisivo y que la sociedad pago con gobiernos superficiales e indeficientes.
La otra alternativa la de propuestas de gobierno, no es atractiva para quienes buscan una representación popular porque compromete, por lo que prefieren evadir y hablar con retórica al no tratar temas comprometedores, con promesas de alta dificultad para cumplir.
Esa es la razón por la que la mayoría de los candidatos busca solo agradar a sus potenciales electores, halagando el ego de la comunidad, hablando de intrascendencias.
Venden imagen
Tampoco podemos decir que ambas propuestas se excluyen, así vemos casos en que como productos de la sociedad de consumo se vende la figura e imagen de los candidatos a la vez que hacen propuestas de solución de problemas de los segmentos sociales de su interés.
En su mayoría aparecen los personajes evadiendo los temas escabrosos al hablar de las bellezas del paisaje, lo bondadoso de sus habitantes, lo heroico de personajes de la historia de la región o comunidad.
Evitan de esa manera hablar de algo comprometedor y cuando son electos regresan con discursos de intrascendencias.
Los temas difíciles no los tocan, mucho menos dirán como los resolverán. Olvidan los compromisos y
aquello que la sociedad demanda, como si lo hubieran resuelto.
Las campañas se resuelven con enorme gasto, sin quedar claro cómo se financian. Costosos espectaculares de fotografías con el mejor ángulo, con frases vanas y rimbombantes, declaraciones estruendosas, todo es propaganda que vende la envoltura del producto, sin hablar de las características de éste.
El elector desconcertado cuando debe elegir determinada opción solo puede optar por lo ficticio,
no lo de su interés.
Así los problemas en lugar de ser abordados para su solución se relegan, cuando no los agravan por incompetencia lo hacen por complicidad. Los candidatos son electos por la fotografía, por la pose, por frases hechas para el halago de los electores.
La sociedad desconcertada sigue en espera de la solución a sus problemas, en tanto se viven los resultados de campañas superficiales, de criterios publicitarios, de propaganda y del despilfarro de recursos de origen oscuro.
[…] Las propuestas electorales […]
[…] Las propuestas electorales […]
Solo veo mención de los problemas pero no soluciones
Deja a las candidatas, ya casa una tiene una trayectoria que analizar por el elector.
Habla de los resultados en Jalisco, porque a pesar de toda la animadversión contra Nuestro gran Presidente, bien que se ha recurrido a El para grandes obras en el Estado.
Saludos Lic. Andrés me da mucho gusto saludarle excelente comentario y análisis