Ahora que la advertencia es cada vez más insistente de que México seguirá registrando episodios de sequías cada vez más severas, consecuencia lógica de lo mismo es la escasez de agua en los hogares del país.
De acuerdo con una encuesta realizada por la Universidad Iberoamericana, al menos un 74 por ciento de los encuestados refieren que han enfrentado interrupciones en el abasto, un 48 por ciento dijo que faltó de plano el agua en casa y un 20 por ciento se fue a dormir con sed.
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Es por esto que llama la atención la forma como el gobierno de Jalisco anuncia que ha quedado resuelto el agua que consumirán los habitantes de la zona metropolitana de Guadalajara en los próximos 50 años, por lo que la entidad se convertiría en una especie de oasis en el desértico y candente panorama que se proyecta para el resto del país.
Hasta donde se sabe, lo que se resolvió es dotar de un metro cúbico adicional a la presa Calderón de la cual se abastecen unas 200 colonias de Zapopan, después del fatídico año de 2021 cuando la presa bajó por debajo de su nivel de extracción y no pudo enviar agua a la ciudad.
Fue construido un acueducto para llevar el metro cúbico de la presa El Salto a la presa de la Red y de ahí a Calderón o Elías González Chávez. En los días que han pasado operando el sistema, el embalse tenía 91 por ciento de nivel y ahora reporta 86 por ciento.
También se espera que con la presa El Zapotillo concluida, puedan bombearse otros metros cúbicos a esta mini red y de ahí se conduzca el líquido a Guadalajara.
Sólo que para que se concluyan los trabajos de la cortina faltan todavía algunas semanas –planean inaugurar en mayo–, después habrá que esperar que comience el temporal y que este venga en buenas condiciones, lo que contradice los últimos años de temporales erráticos que se han registrado en la cuenca del Río Verde.
Expertos en el tema, estiman que se necesitarían unos ocho meses de flujo constante de agua proveniente de lluvias, escurrimientos de arroyos y afluentes del Verde, para que éste pueda aportar los volúmenes suficientes a la presa.
Solo hasta entonces, se podría disponer de los dos metros cúbicos que se pregonan que llegarán junto al otro metro cúbico que viene de la presa El Salto.
Pero en la disputa del agua en México, hay un debate que ha sido aplazado por los gobiernos estatales y el federal, pero que tarde temprano deberá darse. Este tiene que ver con el uso del agua para la actividad agrícola, pecuaria, servicios, comercio e industria.
Se supone que los países han suscrito acuerdos internacionales donde deben ponderar el uso del agua para las siguientes actividades por orden de importancia:
- Uso doméstico (consumo humano)
- Público urbano (la red doméstica que abastece del agua en las ciudades)
- Pecuario
- Agrícola
- Acuícola (pesca)
- Generación de energía eléctrica
- Servicios
- Comercio
- Industria.
En el caso de la generación de alimentos, el problema lo vivimos en Jalisco. Un decreto de 1995, ratificado en 1997, reservó las aguas del Río Verde para uso doméstico y urbano, relegando a los productores agropecuarios a un segundo término, pese a ser la zona de los Altos una de las principales generadoras de alimentos para el país (leche, huevo, pollo, carne).
El otro grave ejemplo que nadie quiere reconocer es el sector de los servicios, comercio e industria, que en teoría deberían estar formados al final del camino para recibir el líquido.
Sólo que al ser actividades que tienen lugar en las grandes ciudades donde se asientan sus instalaciones, directamente son beneficiarias del uso preferente del agua para consumo doméstico y público urbano.
Nadie quiere hacer un estudio a profundidad del tema, como muchas otras simulaciones que se viven en el país, donde las grandes manufacturas son beneficiadas de rebote o por una intencionalidad evidente de beneficio, aunque nunca confesada.
(Lo invito a que me lea, escuche y vea en www.paraleloveinte.com).
*Columna publicada en Milenio
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