Es de sobra conocido el gran negocio del comercio ilegal, esto es, de productos introducidos al país sin el pago correspondiente de impuestos, así como la violación de los Derechos de autor y de propiedad industrial, de lo que se ha denominado contrabando y productos piratas.
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En los últimos días el gobierno federal se ha enfocado en atacar la última etapa del proceso, esto es la venta al público. Las distorsiones que se generaron en el cambio de gobierno no permiten que se ataque el problema en su origen, esto es en el ingreso irregular a través de las aduanas.
El asunto no es nuevo, la introducción de productos extranjeros siempre ha existido, en los gobiernos del PRI sucedía el fenómeno, por un lado la industria y el comercio eran protegidos en extremo por el Estado, para garantizar su supervivencia a través de evitar la competencia por un lado y por el otro había permisividad, aunque controlada, en la introducción irregular al país de productos para su venta.
Durante el gobierno de Carlos Salinas y en el afán de acabar con el llamado Cartel de Guadalajara, por la enorme presión ejercida por el gobierno Norteamericano, que su principal actividad era la introducción de cocaína al país vecino, la Procuraduría General de la República con el afán de obtener lealtad de la entonces Policía Judicial Federal giró la instrucción de que podían comerciar libremente con productos ilegales sin pago de impuestos, eso que llamaron piratería, siempre y cuando no se involucraran en los procesos de contrabando de droga y acabaran con el cartel.
Sin embargo, pasada esa etapa los comandantes y agentes crearon un nuevo cartel y todo pasó, controlaron la venta de productos extranjeros ilícitos y el contrabando de la droga a los Estados Unidos.
Eso pasa siempre que los gobiernos tratan de acabar con un ilícito mediante otro delito, el origen corruptor del proceso acaba destruyendo el propósito.
La contaminación de los procesos cuando no se respeta la integridad de la norma y trata de manipular y justificar decisiones inmediatas, acaba siempre por corromper cualquier acción.
Dichas actitudes llevan a pensar a la sociedad que todas son manipulaciones para justificar acciones deliberadas, para beneficio de quienes controlan los gobiernos.
La lección es, deben realizarse actividades que lleven a procesos claros y transparentes, en que la población confíe y no eventos que por fuertes que sean, acabaran por tener un efecto regresivo y que todo mundo los vea como coyunturales.
La información que circula en medios y en redes hasta el momento, en que se mencionan nombres de personas concretas sin que haya desmentidos creíbles e investigaciones criminales, siguen haciendo poco creíbles los afanes de corregir los entuertos que se desarrollan en las importaciones.
Lo peor es que todo mundo ve dicho actuar del gobierno de México, como una forma de convencer al nuevo gobierno norteamericano de un cambio de política. Aunque todo apunta a que los norteamericanos verán lo que la opinión pública local ve.
[…] El comercio informal y las distorsiobes de gobierno […]
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