Enero es un mes de sorpresas y tensiones. La sociedad mexicana debe estar preparada para todo, incluyendo eventos dramáticos.
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El comercio informal y las distorsiones de gobierno
Los factores son múltiples, desde la compleja operación del Poder Ejecutivo con dos fuerzas dominantes en tensión, hasta reformas constitucionales que afectarán el equilibrio tradicional de los poderes de la República.
Como corolario tendremos la llegada de un Poder Ejecutivo dominante en el país vecino, cargado de prejuicios y cerrazón.
Dentro de los problemas internos con que carga el actual gobierno son la existencia de dos fuerzas que se disputan el Congreso Federal, el control del partido político y la propia administración Pública Federal.
El segundo factor que le mete presión al país es el endeudamiento exagerado, que tradicionalmente nos ha conducido a severas crisis económicas, con la consecuente inflación y devaluación de la moneda.
Un tercer elemento lo constituye la inseguridad pública, a que nos ha llevado la simulación de los gobiernos para enfrentar la delincuencia, sumado a la evidente corrupción de los órganos encargados de enfrentarla.
Para el caso que nos ocupa, los factores externos están ligados al nuevo gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, que ven al gobierno mexicano como propiciador de la migración y los grupos delincuenciales fortalecidos.
Los riesgos presupuestales y financieros observados están íntimamente ligados al tema del Tratado Comercial con Canadá y los Estados Unidos.
Podríamos así decir que el ochenta por ciento de muestras amenazas, están asociadas al Tratado de Comercio.
El factor dominante es la dependencia de las exportaciones con los socios del tratado, si el mismo se altera o desaparece, automáticamente se frenan las exportaciones, y como consecuencia las inversiones extranjeras, que ligan a las empresas a producir en el país para exportar con los socios del tratado.
El segundo elemento, la inseguridad pública está íntimamente ligada a la acción y reacción del futuro gobierno norteamericano.
Es tradición que los gobiernos norteamericanos culpen a los permisivos gobiernos mexicanos de las adicciones de los norteamericanos.
Dicha condición puso en manos del futuro presidente norteamericano, un argumento contundente para obtener votos.
La corrupción del gobierno mexicano y la operación sin limitaciones de las bandas mexicanas, ligadas a la visión tradicional de importantes sectores sociales del país vecino, que ven a nuestra sociedad a través de prejuicios raciales, son elementos decisivos de los criterios del nuevo gobierno.
Sumado a lo anterior aparece el elemento de la discriminación racial, con que se nos ve y se nos juzga, del que hacen caldo de cultivo las migraciones de los países en subdesarrollo del sur del continente.
De los elementos externos con que se apalancan los prejuicios norteamericanos, sólo se tendría control inmediato en México de la inseguridad pública, los otros son de solución a mediano plazo.
De ahí que se aprecie que con precariedad el gobierno actual mexicano, esté haciendo un esfuerzo por detener la avasalladora fuerza de la delincuencia organizada.
Ese sería el único apalancamiento ante la exagerada crítica del futuro presidente norteamericano, para ofrecer una posibilidad real de frenar la delincuencia organizada y la consecuente exportación de drogas.
Como se observa el margen de maniobra es estrecho ante las amenazas del futuro gobierno norteamericano, todo en un escaso plazo de tres semanas.
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