• martes, mayo 20, 2025 10:25 am

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Explorando el Centro de Guadalajara, un recorrido por sus templos más emblemáticos

explorando el centro de Guadalajara
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¿Cuánto hace que no visitas el Centro de Guadalajara? En lo personal, hace tiempo que no lo visitaba, así es que el Jueves Santo, aprovechando la invitación de mi entrañable amigo José Herminio Jasso y acompañados de Marysol, su hija, nos fuimos a visitar algunos de los templos ubicados en el corazón de Guadalajara.

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Iniciamos nuestro recorrido en el Santuario de Guadalupe, ubicado en uno de los barrios tradicionales de la capital de nuestro Estado. El mismísimo obispo fray Antonio Alcalde y Barriga, su fundador, se hubiese sentido orgulloso del estado en que lo conserva el Sr. Cura, Don José Guadalupe Dueñas.

Luego, pasamos por La Inmaculada, iglesia ubicada a la vuelta, por la calle Santa Mónica. Tenía especial interés en visitarla porque ahí se casaron mis papás. Lamentablemente, el templo se encontraba cerrado. Seguimos caminando e hicimos una breve escala en la Panadería de la Luz, ¡adivinaste! para comprar unas deliciosas empanadas.

Continuamos hasta el bellísimo templo de Santa Mónica, restaurado por iniciativa de María Irma Robles Iturbide. En la esquina, antes del ingreso, se mantiene una muy fea escultura en cantera de San Cristóbal, al que, en tiempos no muy remotos, las casaderas que se sentían “quedadas” (más de veintitrés añitos) visitaban para solicitar sus favores: “San Cristobalito, San Cristobalazo, ¿cuándo me caso?” Y ya casadas, al transcurso de los años le rogaban: “San Cristobalito, San Cristobalito, ¿cuándo me lo quito?”.

De ahí, vuelta a la derecha, subimos por la calle de San Felipe, pasando por la Secretaría de Cultura y el sobrio edificio que alberga a la Centenaria Escuela Preparatoria de Jalisco, en la que cursé el bachillerato. Así, arribamos al templo de San Felipe de Jesús, el más hermoso de nuestra ciudad, según opinión del Doctor por la Universidad de París, Alfonso Javier Alfaro Barreto, director del Instituto de Investigaciones Artes de México, uno de los más prestigiosos organismos culturales del país.

Tomamos, a la izquierda, la calle Contreras Medellín y llegamos al Templo de las Madres Capuchinas. Siguiendo nuestro periplo, pasamos a un lado del templo de Jesús María y bajamos por Morelos hasta la capellanía de Santa Teresa, que es atendida por el padre Tomas de Híjar. Una vez que lo saludamos, nos encaminamos a la sede de la Arquidiócesis de Guadalajara, en la que no cabía un alfiler, mientras el Sr. Cardenal, Don Francisco José Robles, realizaba el lavatorio a un grupo de seminaristas. En calles a reventar, nos dirigimos a San José, en el barrio del mismo nombre, con el que estoy familiarizado por haber vivido muchos años por la calle Liceo, entre Juan Manuel y Reforma.

Nos quedaron pendientes Palacio de Gobierno, el Congreso, el Palacio de Justicia, la Rotonda, el Teatro Degollado, la Cruz de Plazas, el Instituto Cabañas, San Agustín, Santa Ma. de Gracia, San Francisco y Aránzazu, entre otros. La experiencia fue muy agradable. Agotados, llegamos a la casa de Pepe y, para reparar el cansancio, refrescamos nuestras gargantas con una agüita de esas que atarantan. Valió la pena.


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