Este domingo 1 de junio tendremos la elección del Poder Judicial donde por primera vez en la historia de México votaremos por jueces, ministros y magistrados.
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Será la primera ocasión que las y los impartidores de justicia lleguen a ocupar esos lugares por la decisión de los ciudadanos y no por el capricho de una persona o grupo político. Solo por ello, ya es razón suficiente para salir a votar el primer domingo de junio.
No obstante, algunos sectores de la sociedad están haciendo un llamado a no votar. La petición viene desde voces empresariales, partidos políticos, comunicadores de diversos medios, pasando por la Iglesia Católica, organizaciones “independientes a cualquier partido político”, hasta gobiernos de oposición. Millones de pesos están siendo gastados en esas acciones.
A querer o no, uno de los elementos para fortalecer nuestra democracia es el ejercicio de elegir a los miembros de los poderes de la República, pero no solamente a ellos, por el contrario, la responsabilidad ciudadana debe cruzar por la elección de diversos ocupantes a una multiplicidad de puestos en el gobierno.
Salir a votar en plebiscitos, consultas, referéndums, elecciones es mejor que no sufragar. En ese sentido es una imprudencia llamar a no votar.
Es un acto de irresponsabilidad pedir boicotear las urnas con el falso discurso de que será una estrategia de Morena para controlar al Poder Judicial. Bajo esa lógica, no votar le beneficiaría al partido en el poder.
Sin duda, es un desacierto vocear con la amenaza del lobo para que la gente no emita su voto. Nombrar a la elección judicial “un fraude anticipado” es un desaguisado y despropósito que muestra a la oposición de cuerpo entero perdida en su laberinto.
Habrase visto antes semejante disparate lanzado desde las “fuerzas democráticas” exigiendo a los ciudadanos que no se dejen engañar y no salgan a votar. Vaya que son intrépidos para suponer que la mayoría de las personas no queremos elegir a los miembros del Poder Judicial.
La ligereza con la que la oposición se refiere a la cita a las urnas demuestra la estrechez de miras frente al proceso de democratización del país. La adjetivación del proceso ha sido superior a la argumentación para demostrar que la elección será una farsa. Es totalmente irracional llamar no votar.
La locura mostrada por las voces contrarias a la elección genera una especie de aturdimiento colectivo que en nada abona a la salud de la República.
La convocatoria para no salir a votar y emplazar a la obstrucción por medio de las amenazas y los discursos agoreros no conduce a nada favorable a la comunidad.
Una cosa es estar de acuerdo o no con la reforma al Poder Judicial que conlleva la elección de sus miembros, y muy otra “exigirle” a la gente que no salga a sufragar.
El griterío se escucha poco y se atiende menos, los ciudadanos saldremos a votar el domingo 1 de junio para elegir a los miembros del Poder Judicial.
Profesor del Tecnológico de Monterrey
@contodoytriques