Como cada semana, nuestros amigos Memo y Juan, se reúnen en el conocido café “Perdiendo el tiempo”, con el propósito de comentar las noticias y los chismes más recientes.
Te recomedamos:
Los flancos del gobierno de Lemus
-Buenos días querido Memo, traes cara de pícaro -saluda Juan al ver llegar a Memo con una sonrisa de oreja a oreja-. ¿Qué travesura hiciste?
-Ninguna. Solo que hoy amanecí pensando en la pequeñez de los seres humanos y no he dejado de reír. Como es del dominio público, la noticia más relevante fue la reunión de Trump y Putin en Alaska y me pareció, en alguna medida, grotesco, que un par de personajes de opereta se estuvieran repartiendo mares y tierras como si viviéramos en el siglo XVI.
-¡Ay Memo, pero esa es la historia de la humanidad! -dice Juan
-Sí -responde Memo-. Siempre ha habido megalómanos que se piensan eternos y ¿en dónde están? ¡Solo Dios y el amor son eternos! -afirma Memo.
-¡Vienes muy filósofo! -exclama Juan y pregunta- ¿Dormiste bien?
-¡Como bendito! -ilustra Memo.
-¿Soñaste?
-Sí. Soñé que estábamos en el paraíso, que en el mundo ya no había pobreza, que todos vivíamos en congruencia con nuestro talento, esfuerzo y compromiso social. Soñé que, a pesar de nuestras diferencias, estábamos comprometidos con un destino común y que todos los habitantes del planeta Tierra éramos, como lo soñó Beethoven, hermanos -relata Memo.
-¡Ah caramba! ¿Pos’ de cuál fumaste? Al margen de los efectos de la mota, ¿cómo piensas que acabará la disputa por el mundo? -inquiere Juan.
-Me gusta soñar -responde Memo-. En el ingreso de mi depa, hice pintar un letrero que dice “Fábrica de sueños”. Soy un soñador irredento. ¡Imagínate cómo andaré, que creo en el amor! Me gustan los finales felices. En ese orden de ideas, me gustaría que quienes dominan al mundo, lo hiciesen pensando también en el “otro”, el que es diferente por sus creencias, idioma, color de piel o condición social.
-No te pregunté qué te gustaría -aclara Juan-. Te pregunté tu opinión sobre cómo crees que acabe el jaloneo que traen los personajes más poderosos de la Tierra y, en ese escenario, cómo quedaríamos nosotros. ¿Está claro?
-¡Calmado! Para tu tranquilidad, déjame compartirte tres comentarios -dice Memo-. Primero, el mundo nunca ha vivido en paz. Segundo, desde tiempo inmemorial, han existido personajes que aspiran a mandar sobre todos los habitantes del planeta y tercero, tarde o temprano, esos gobernantes serán substituidos; porque una característica del poder es su transitoriedad. Concluyo: el mundo ha sobrevivido a toda clase de enfermos mentales, sátrapas, enajenados y locos. Hoy, como ayer, veremos caer a quienes se sintieron dueños y señores y, en este reacomodo de los intereses de los poderosos, continuaremos donde estamos. No traemos canicas pa’ jugar.
-Por eso me reía. La soberbia alimenta la voluntad de quienes, siendo simples mortales, se asumen dioses y suponen que su nombre marcará, como el de Cristo, el principio y el fin de una época. Pobres ilusos.
*Columna publicada en: https://www.informador.mx/ideas/Memo-y-Juan-20250825-0018.html