• lunes, septiembre 8, 2025 3:54 pm

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Septiembre, mes patrio; y el festín de la 4T*

septiembre mes patrio y el festin de la 4T
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Los últimos días de agosto y los primeros de septiembre, el “mes patrio”, fueron verdaderamente ominosos. Dos “representantes” de las instituciones democráticas del país se liaron, como vulgares pelafustanes, en la tribuna más alta de México, en la que se supone que la madurez, el buen juicio y la prudencia deben prevalecer.

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Lo que vimos no es accidental; es consecuencia del clima de intolerancia que se ha estado incubando entre los mexicanos durante los años precedentes. Es el resultado de la descalificación sistemática de cualquier forma de pensar que no sea la de quienes ostentan el poder: ricos contra pobres, conservadores vs. liberales, buenos contra malos (paradójicamente, los malos son protegidos por el régimen), leales contra opositores y nacionalistas contra proyanquis.

Cuando, desde la presidencia de la República, se ha promovido la división entre los mexicanos y se adopta una posición sectaria, el resultado no puede ser otro.

En congruencia con lo anterior, se consumó el fraude a la Constitución y, conforme a lo que se decidió desde Palenque, el líder moral de la 4T se apoderó del Poder Judicial. Sí, el anuncio premonitorio de cómo se construye una dictadura cobró cuerpo en un acto que refleja los complejos de un gobernante de facto, que entiende el poder como la oportunidad de cobrar viejas afrentas a nombre del “pueblo”.

Así, con la presencia de la regente Sheinbaum, entre sahumerios, chamanes, brujos y bastones de mando, tomaron posesión los nuevos integrantes de la Corte. Todo mundo tiene derecho a profesar una fe, pero los ritos esotéricos y la invocación a divinidades prehispánicas en el máximo tribunal del país, no solo son anacrónicos, sino que están fuera de lugar en un Estado laico. 

En la misma tesitura, por muchísimos años, el 1 de septiembre, el titular del ejecutivo rendía al pueblo un informe del Estado que guardan los asuntos de interés nacional.

Este era, sin duda, el evento político más importante del año y se realizaba en la Cámara de Diputados, frente a un amplísimo número de representantes de la sociedad, dirigentes partidistas, el cuerpo diplomático, jerarcas de las distintas iglesias, empresarios, militares e intelectuales.

Ahora, para que no quede duda, este simbólico acto se realizó con una minoría de invitados en la sede de todos los poderes: Palacio Nacional. 

La impartición de justicia, como la política, se compone de formas y procedimientos que no pueden estar sujetos a la ignorancia, a los prejuicios ni a los compromisos políticos o partidistas de sus detentadores.

Las declaraciones de que el máximo tribunal del país se convierta en un espacio para impartir justicia por encima de la norma son muy graves.

Los “tribunales de conciencia” lo único que propician es una justicia “selectiva” al servicio de quienes pueden comprar las resoluciones de jueces, magistrados y ministros.

El arribo de estos funcionarios aleja la esperanza de tener un sistema de justicia que honre la tradición de personajes como Benito Juárez, Mariano Otero, Luis I. Vallarta y Manuel Crescencio García Rejón. ¡Ave César!

*Columna publicada en: https://www.informador.mx/ideas/El-festin-de-la-4T-20250907-0115.html


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