-¿Cómo has estado mi querido Juan?- saluda Memo.
-Pasándola -contesta Juan y agrega-, fíjate que, aprovechando estos días, me fui con la señora y los muchachos a Manzanillo.
-Y ¿qué hiciste? -pregunta Memo.
-Leer, comer, dormir, ver tele y volvernos a conocer -comenta Juan-. Los niños se convierten en jóvenes y cambian de manera impresionante sin que uno se dé cuenta…
-Pos’, ¿qué pasó? -inquiere Memo.
-Pues que viví una experiencia que no acabo de digerir. Como no teníamos agenda y lo que nos sobraba era tiempo, platicamos sobre muchos temas, así es que conocí sus opiniones tal cual, sin tapujos, y ellos conocieron las mías -ilustra Juan.
-¿Y? -cuestiona Memo.
-Como era de esperarse, salió el tema de la política y me di cuenta de que no les interesa mucho. En general, tienen muy mala opinión de los políticos. Claro, no de todos, pero la ligan con conceptos negativos: corrupción, latrocinio, abuso, prepotencia, robo y engaño, entre otros. Me preocupó que uno de los muchachos comentó, a propósito de las dádivas del gobierno para comprometer los votos de la próxima elección, “tonto el que no agandalla” -expresa Juan.
-Es que hay muchos casos que acreditan la falta de principios de algunos servidores públicos -apostilla Memo-. Y los muchachos no son bobos, lo ven y reflexionan al respecto. Hay dos ejemplos que han sido terriblemente perniciosos: La impunidad y la desvergüenza de Peña Nieto y ahora las brutales contradicciones del actual presidente que se autodefine como defensor de la democracia y trata de apoderarse de todas las instituciones que no se ajustan a sus intereses. Los últimos casos son la pretendida subordinación de la Corte y del INE. Por cuánto a la corrupción, ¿qué me puedes decir de la charada de Iberdrola promovida a instancias del impresentable de Bartlett? Y resulta que ahora nos la quieren vender como la nueva nacionalización de la industria eléctrica. ¡Qué poca progenitora! ¡Ya ni pa’ qué platicamos del narco y de la inseguridad!
-Pero, ¿todos lo verán así?
-No creo -responde Memo-. Son muy inteligentes, tienen una capacidad de análisis superior, su redefinición de algunos valores es congruente con la nueva realidad, lo mismo que su visión plural y permisiva de la vida. Viven sin muchos miedos, son muy independientes y, ciertamente, aspiran a una vida sin mayores complicaciones, son inmediatistas y poco tolerantes. Porque son muy capaces, muchos de ellos están emigrando a E.E.U.U. o a Europa y, como lo hemos comentado, es fascinante el nuevo rol de las mujeres… Nada que ver con aquellas ideas de que “deberían de estar como las escopetas: cargadas y en un rincón”; tienen talento, están preparadas, son muy trabajadoras, comprometidas y no le sacan a ningún tipo de tareas. Hoy las ves hasta de albañiles, ¿o se dice albañilas? ¡Ja, ja, ja! Son muy “luchonas”.
-Y tú, ¿en qué la giraste estas semanas? -pregunta Juan.
-¡¿Ya qué digo?! Si tú solito te acabaste la columna. Como se nos agotó el tiempo, mejor nos vemos en el próximo café -dice Memo, despidiéndose.