En mensaje sobre el plan general de reconstrucción y apoyo a población, publicado por
el periódico El Universal, “la titular de Segob hizo un reconocimiento a los trabajadores
de la CFE, a los elementos de la Guardia Nacional, a los médicos, médicas y, sobre
todo, a todo el pueblo de Acapulco y de Coyuca de Benítez que, a pesar de las
afectaciones, hoy están de pie y están trabajando para ver renacer el nostálgico puerto
de Acapulco”. Se le olvidó mencionar al Ejército Mexicano.
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Democracia secuestradaEs incuestionable el hecho heroico de la población de Acapulco y de Coyuca de
Benítez, así como la de todos los pobladores del Estado de Guerrero, que soportaron y
siguen soportando los estragos ocasionados por el meteoro que destruyó sus
viviendas, sus comercios, sus medios de trabajo, yates, lanchas pesqueras, así como
los empleos de gran número de habitantes que vivían y viven del turismo, que han
visto destruidas sus escuelas y ha convertido en basura sus casas juntamente con sus
enseres domésticos.
Tradicionalmente los mexicanos en todas las épocas han podido sortear calamidades
peores, soportaron la miserias y la muerte ocasionadas por la revolución de l910-1917,
supo asimilar la destrucción y la violencia de esa vorágine no obstante el trágico saldo
de millones de mexicanos que dejaron sus vidas en las contiendas entre hermanos, se
levantó también de catástrofes naturales como los temblores de 1985 y 2017 que
dejaron secuelas y heridas tan profundas que a pesar del tiempo no han podido
cicatrizar del todo.
Es normal que ante catástrofes de esa naturaleza los gobiernos sean rebasados,
pues las dimensiones de los daños y el balance de los fallecidos y de los
desaparecidos, de pronto resulta difícil cuantificarlos, pero ante el dolor de los
inocentes, sufrido por las carencias de alimento, de medicinas, de transportes, y de
medios de comunicación, surge siempre un caudal de dudas y de cuestionamientos que sólo el tiempo podrá darles respuesta, la prensa ha estado en el lugar de los
hechos y los ciudadanos a través de entrevistas y de vídeos han dado testimonio de
fallas en todos y cada uno de los renglones mencionados de parte de los órganos de
gobierno, a los cuales les correspondió en esta catástrofe dar expedita respuesta, pues
así lo requerían las circunstancias en las cuales un minuto, un segundo, es una
eternidad de tiempo, cuando la vida de seres humanos está en peligro de perderse.
Resulta apresurado emitir un juicio que pudiera señalar un culpable, sin embargo,
como lo refiere Ana María Salazar en su cuenta de internet y publicado por El
Imparcial, al igual que José Murillo Karam, hoy acusado de diversos delitos cometidos
en el incumplimiento de sus responsabilidades en el caso de Ayotzinapa.
Con el tiempo los responsables sí es que los hubo, serán traídos a juicio, no importa que ahora la capa protectora del poder los vuelva inmunes. De muchas omisiones serán culpados
afirma la periodista mencionada, pero sobre todo. “De negligencia criminal por
incumplimiento de sus responsabilidades que resultó en la muerte de ciudadanos
mexicanos y extranjeros entre algunos de los delitos que les serán imputados”.
Desde esta columna, mi solidaridad con todos y cada uno de los afectados por el
huracán Otis, ojalá y que pronto vuelva Acapulco a ser la estrella del Pacífico que
durante tanto tiempo iluminó las noches de asueto y de felicidad de miles de
mexicanos.