Los tambores de guerra siguen retumbando por el conflicto entre Jalisco y Guanajuato por la construcción de un acueducto de la presa Solís a la ciudad de León.
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La polémica se centra en hacer oficial que del enorme embalse, se cierre definitivamente el caudal ocasional que llegaba al lago de Chapala, el más grande de México y principal fuente de abasto de agua para la zona metropolitana de Guadalajara.
Pero aunque la disputa ha subido de tono, al grado que el gobernador Pablo Lemus Navarro abiertamente se opone al proyecto y pide una explicación técnica satisfactoria, en la práctica, el cierre del agua de Solís hacia el lago tiene años ocurriendo.
De acuerdo con el Programa Estatal Hidráulico elaborado por el gobierno de esa entidad y la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), el ochenta por ciento de las aguas superficiales y subterráneas son utilizadas por la agricultura, principal sector del desarrollo con unas 252 mil hectáreas de riego.
En cuanto a los volúmenes concesionados por esa dependencia, el 93 por ciento de las aguas superficiales son para la agricultura y poco más de 6 por ciento para el uso público urbano; mientras que en las aguas subterráneas los cultivos se llevan el 71 por ciento por 14 por ciento del uso para dotar a las ciudades.
El proyecto de construir un acueducto para llevar agua desde la presa Solís hacia la ciudad de León, Guanajuato, ha detonado un fuerte conflicto interestatal.
La obra contempla un ducto de alrededor de 140 kilómetros que conduciría un caudal de hasta 3.8 metros cúbicos por segundo, equivalentes a más de 200 millones de metros cúbicos anuales.
El objetivo es garantizar agua potable para una población de entre 2 y 3.5 millones de habitantes en la zona del corredor industrial del Bajío que abarca 10 ciudades y que enfrenta desde hace décadas un severo déficit hídrico. La presa Solís es indispensable para la entidad.
El enorme Distrito de Riego 011 ubicado en el Alto Lerma, abarca unas 110 mil hectáreas de las cuales cerca de 80 mil son regadas con aguas de presas y canales y el resto de pozos.
Por eso, detractores hacia el acueducto, estiman que Solís ya tiene una fuerte carga con múltiples destinos: sostiene el riego agrícola, garantiza descargas controladas al río Lerma para aportar volumen al lago de Chapala y ahora deberá abastecer a consumidores urbanos.
De acuerdo con el convenio de distribución de agua tutelado por la CONAGUA, cuando los niveles de agua de la presa Solís alcancen el 90 por ciento, debe desfogar caudales hacia el río Lerma para que lleguen al lago de Chapala.
Sin embargo, el aprovechamiento de aguas superficiales de los afluentes de Solís y aún de la misma presa, eran ya utilizados por los agricultores de la región sin que existiera una supervisión por parte de las autoridades federales, por lo que las demasías no eran desfogadas hacia el río y por lo mismo no llegaban al lago.
La misma dependencia ha reconocido que no se respetan los acuerdos de distribución y hasta el Programa Estatal Hidráulico de Guanajuato, menciona que más de 60 mil hectáreas no están inventariadas por la CONAGUA por lo que desconocen qué tipo de cultivos tienen y cuánta agua emplean.
Y antes de que existiera el proyecto del polémico acueducto de la presa Solís, el mismo documento reseña acciones por las cuales podrían recuperarse mil 200 millones de metros cúbicos anuales. Entre estas medidas, figuran: aumento en la eficiencia del sector público-urbano; modernización y tecnificación de riego y respetar los volúmenes de las concesiones.
En medio de esta anarquía y falta de controles sobre la distribución del agua, la ciudad de León, Guanajuato, parece ser la única beneficiada por la disputa al tener dos ases de la baraja.
Por la cancelación del acueducto de la presa El Zapotillo, ahora le construyen el de Solís y, si así lo quiere, todavía puede reclamar el agua de la cuenca del río Verde, ya que el decreto que le otorga 3.8 metros cúbicos sigue vigente y Claudia Sheinbaum no lo ha derogado.
(Lo invito a que me lea, escuche y vea en www.paraleloveinte.com).
*Columna publicada en: https://www.milenio.com/opinion/carlos-martinez-macias/sin-pedir-audiencia/acueducto-de-solis-y-leon-con-dos-ases