El concepto de Autonomía surge en México de la mano de la Libertad de Cátedra, en la lucha de grupos religiosos y liberales contra las tendencias socializantes de la educación de Lázaro Cárdenas. Sin embargo, con el tiempo el concepto se pervirtió hasta convertirse en protección de los intereses de grupos caciquiles, apoderados de la educación superior.
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Inestabilidad: Producto de procesos electorales viciados
La lucha inicial se da a partir de la candidatura de Vasconcelos a la Presidencia de la República, en que participaron de manera predominante corrientes conservadoras ilustradas, que acabaron por obligar al gobierno a dejar la Universidad Nacional decidir lo que quisiera.
En tanto que otras universidades públicas quedaron dentro de la esfera de los gobiernos, en especial la Universidad de Guadalajara, cuyos fundadores empatizaban con el gobierno de Lázaro Cárdenas.
Viene posteriormente un periodo largo de gobiernos nacionalistas, que en algunos casos se declaraban de izquierda, aunque deliberadamente moderada. Esos gobiernos tuvieron un tinte de partido dominante, como ocurrió durante un largo periodo con el PRI.
Además, en muchos casos con un manejo fascistoide, a través del ejército y las policías, agresivo sobre manera con las expresiones radicales de izquierda, como sucedió con el proscrito Partido Comunista.
Las universidades públicas por su parte tenían un razonable margen de independencia de quienes aportaban el presupuesto, aunque los grupos políticos nunca dejaron de manipular presupuestos y votos, desatándose fuerte luchas por apoderarse de las instituciones, en especial a través de las organizaciones estudiantiles.
En Jalisco la Universidad de Guadalajara, a final de la década de los ochenta una corriente fomentada por el tradicional líder de la FEG, Carlos Ramírez promovió la llegada de un líder nuevo y carismático, hijo del último líder del FESO, Raúl Padilla López, a quien su ambición personal y las condiciones coyunturales facilitaron la posibilidad de que se apropiara de la administración de la Universidad.
Entre otros factores la llegada de Guillermo Cosío Vidaurri, amigo de su fallecido padre, a la gubernatura del Estado, lo que trajo como consecuencia la protección del grupo de Padilla por el Gobierno. Sin embargo, la inestabilidad del gobierno de Cosío provocó su caída y la llegada del gobierno interino de Carlos Rivera.
El nuevo gobernador con un grado de inocencia y desconocimiento de la historia y de la ambición enfermiza del nuevo líder, emitió un Ley que declaraba la Autonomía de la Universidad, lo que permitió a Padilla actuar al margen del gobierno del Estado en la operación y manipulación universitaria, con un manejo descaradamente patrimonialista.
Fue tan definido el interés de Padilla, que manipuló la ficticia autonomía para evitar cualquier intento de auditoría de los gobiernos federal y estatal, de llevar luz al manejo indiscriminado y caprichoso de los recursos de la institución.
Entre otros, convirtió más del veinte por ciento de su presupuesto, en un sistema viciado de pensiones que le permitió vencer las resistencias a su afán de dominio, entre los personajes de prestigio universitario. Situación que dejó a la Universidad en condiciones de penuria, que no logra superar.
Lo peor es que el ejemplo cundió en otras instituciones, ahora nos enteramos como los grupos y líderes facciosos de Sinaloa se apoderaron de la Universidad, bajo el mismo esquema de autonomía utilitaria, pervirtiendo también la educación superior.