Trece años después de haberse adquirido, el helicóptero Black Hawk del Gobierno del Estado de Jalisco, mantiene la misma duda inicial de su llegada a la entidad: ¿era necesaria comprar una nave militar especializada en defensa y ataque?
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Guadalajara vivía la euforia de los Juegos Panamericanos del 2011, en las principales avenidas habían sido literalmente destinados carriles para el uso exclusivo de contingentes de atletas, directivos y organizadores, por lo que no fue raro que también pensaran en utilizar los cielos tapatíos.
Previo al arranque de la justa deportiva, las autoridades estatales dieron a conocer el arribo del helicóptero Black Hawk S-70i, en una compra directa que alcanzó los 19 millones de dólares a la empresa Sikorsky, International Operations, con sede en Polonia. La nave llegó a Guadalajara en septiembre de 2011 proveniente de la planta de Mielec en Polonia.
Aunque fue evidente que llegó especialmente para los juegos celebrados del 14 al 30 de octubre de 2011 en Guadalajara, la entonces Fiscalía General del Estado argumentó que con la mencionada aeronave se daría cobertura de seguridad a los municipios del estado y además brindaría una respuesta rápida y permanente que garantizaría el éxito de las misiones.
Pero la historia de un vehículo como este, se encuentra ligada a las necesidades de Estados Unidos, para quien originalmente fue fabricado con el objetivo de atender al ejército de ese país en el desplazamiento de tropas y con capacidad de artillarlo con ametralladoras y lanza cohetes.
Este tipo de helicópteros llegaron a México a principios de los noventas, cuando dos unidades fueron adquiridas por las Fuerzas Armadas, pero que los primeros años solamente se utilizaron para el traslado de altos mandos.
En 1994, ya artillados, entraron por primera vez en combate a principios de enero para responder a los ataques del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas. Me tocó conocer de primera mano los detalles de esa incursión aérea, cuando junto a cientos de periodistas cubrí los pormenores de la “guerra” de 12 días librada por los zapatistas.
De 1990 a la fecha, el gobierno mexicano adquirió unos 37 helicópteros de este tipo, para el Ejército, la Guardia Nacional y la Marina, uno de los cuales perdió el 15 de julio de 2022 en el operativo de recaptura de Rafael Caro Quintero.
En ese percance, murieron 14 efectivos de la Marina por la inverosímil explicación de que se quedaron sin combustible, aunque hay versiones que apuntan que fue derribado por el crimen organizado.
A lo largo de este tiempo, solo Jalisco se convirtió en el único estado del país en comprar un Black Hawk y aunque en principio fue adquirido para tareas de seguridad, en realidad ha brindado más servicios de ambulancia, traslado y rescate de personas.
Ha acompañado algunas tareas de seguridad como táctica de disuasión, pero ha sido más el tiempo que ha permanecido en tierra que en el aire. Una de las razones puede ser el costo operativo: poco más de seis mil dólares por cada hora de vuelo.
También destaca el costo del mantenimiento. Debe recibir atención a las 450 horas de vuelo y a las 900. El primero se llama de “media vida” y el segundo mantenimiento mayor.
Sólo que en México la compañía Sikorsky, International no tiene instalaciones y deben llevarse las naves a Estados Unidos.
Fuentes consultadas, me señalan que lleva al menos un mes el Black Hawk de Jalisco sin levantar el vuelo.
Trece años después de su compra, otros dos estados ya cuentan también con estos helicópteros. Nuevo León, que lo adquirió a principios de 2024 y Zacatecas que lo recibió la semana pasada. Las dos aeronaves son usadas.
Hoy, quienes conocen del tema, me comentan que el Black Hawk de Jalisco, que fue un gasto exagerado de 19 millones de dólares, cuando mucho puede venderse en seis millones de dólares.
(Lo invito a que me lea, escuche y vea en www.paraleloveinte.com).
Texto publicado en: https://www.milenio.com/opinion/carlos-martinez-macias/sin-pedir-audiencia/black-hawk-ese-capricho-panamericano