Dentro de los tesoros de cualquier comunidad, predomina el ecológico y en el caso de Cajititlán, Tlajomulco, además, su belleza natural, que cautivo a los Franciscanos de la evangelización, llevándolos a construir sus templos en el entorno, que obviamente los indígenas de la región valoraban.
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Tendrían que pasar centurias, para que esos símbolos de la naturaleza fueran agredidos por los intereses del desarrollo urbano, además de la complicidad de administraciones insensibles, que destruyeron el patrimonio ancestral de la región.
Los grupos de conservación del medio ambiente en vano han tratado de evitar la destrucción de ese entorno, sin embargo, las últimas administraciones, destacadamente las de Movimiento Ciudadano, han atentado sistemáticamente contra la naturaleza del municipio, su entorno urbano y su sentido de convivencia, hasta convertir el lago en prácticamente una fosa séptica.
Todo ello se entiende, cuando en el actual siglo el crecimiento poblacional anual del municipio, la ambición de los constructores de vivienda lo llevaron a un diez por ciento anual. Nada más entre los censos de 2010 a 2020, el municipio pasó de 420 mil a 735 mil habitantes.
Al paso que han seguido creando fraccionamientos, en el conteo de 2025, seguramente habrá rebasado el municipio el millón de habitantes. Todo eso llevó a fraccionadores y gobiernos municipales a construir fraccionamientos habitacionales a la orilla del lago, mismos que tiran sus deshechos en él, con la mayor inconsciencia.
Ahora en los medios locales el Presidente Municipal informa que solicitó al pauperizado gobierno federal, un presupuesto de mil millones de pesos para recuperar el lago, sin embargo, no brinda más información la propuesta, que todo indica seguirá por la ruta de que la restauración del lago y su entorno se lo encargan a los gobiernos, con supuestos tratamientos de aguas residuales, como vienen haciendo con la limpieza del río Santiago.
Al parecer todo se convierte en un problema presupuestal y de saneamiento de aguas, se pierde el concepto no sólo de recuperación del lago y su entorno sino, que se piensa solamente como un ente de aguas tratadas. Cuando el proyecto debe partir de la limpieza natural de las aguas del lago, con lo que aumentaría su valor real al potenciar el valor económico de las propiedades, entre otros efectos.
Para llegar a eso se requiere un diagnóstico integral, que observe las fuentes que alimentan el lago. Debe considerarse además la reforestación intensiva y permanente que proteja y mantenga las zonas acuíferas. Las aguas residuales del municipio deben ser conducidas fuera del lago, permitiendo así que, en un periodo razonable, el lago se limpie.
Para ello tendrá que evaluarse, protegerse y respetarse la relación del lago con su entorno, entre ellos su conexión con Cerro Viejo. Deberá considerarse, además, la reubicación de determinadas áreas construidas, resarciendo a sus propietarios y generando un nuevo concepto de negocios y de utilidad, en los que el centro de la atracción sea la naturaleza y sus joyas religiosas coloniales.
Para ello el diagnóstico tendrá que considerar acciones inmediatas, de mediano y largo plazo, para atender de fondo el problema ecológico, histórico, cultural, social y económico.
De que sirve invertir en pavimentar calles para atraer mas turismo , si la joya de la corona de Cajititlán es su lago y esta completamente contaminado? El presupuesto y las acciones de Gobierno se deben enfocar para solucionar el problema de raíz, que es el vertedero de aguas residuales. Tan fácil como eso y no estar buscando soluciones de como limpiar lo que día a día ensucia el Lago.