Crecimiento urbano desordenado

Como consecuencia de las necesidades de empleo, servicios y educación a partir de la década de los 70’s, se incrementó la migración interna, lo que llevó a un crecimiento exagerado de las ciudades, colapsando con el tiempo los servicios, destacadamente la seguridad pública y el transporte urbano.

La incapacidad de los gobiernos para soportar el fenómeno llevó a la creación de cinturones de miseria y marginación, que fueron acentuados por la ausencia de normatividad de planeación del crecimiento sostenido y armónico de las ciudades.

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La seguridad en Jalisco se perdió

El fenómeno aparece con la lotificación de parcelas ejidales, mismas que se trató de regularizar en su momento con un organismo denominado CORET, que mediante decretos legitimaba acciones de hecho, llevando a la periferia de la ciudad a un crecimiento desordenado.

Década de los 80’s

En la década de los 80’s para promover el desarrollo de fraccionamientos para clases medias y altas, el Gobierno del Estado creó la Avenida Patria, lo que impulsó el negocio de la vivienda en el poniente, en Guadalajara y Zapopan.

A finales de la década de los 80’s se generaron también las condiciones para impulsar la vivienda en Tonalá, a partir de la creación de la Central Camionera Nueva, con enormes desarrollos de departamentos de vivienda popular, que figuraban colmenas humanas.

2000

Para la década del dos mil llega la fiebre a Tlajomulco, generando vivienda barata y de pequeñas dimensiones, con la consecuente creación de problemas de servicios y áreas de marginación y tensión social. Al tiempo que se aplicaba un nuevo Código Urbano, que sacrificaba las áreas verdes y las zonas de convivencia de la comunidad.

La siguiente etapa fue la aprobación irregular de torres en Guadalajara que colapsan los servicios como el drenaje y el agua potable, a la vez que el municipio enajena zonas verdes y de esparcimiento de sus habitantes.

En los últimos años el crecimiento se desbordó al poniente y Norte de Zapopan, en los que para variar predominó el criterio de los negocios de la vivienda.

Es el desarrollo de la Zona Metropolitana de Guadalajara el peor ejemplo de improvisación y malas administraciones públicas, que ha conducido a la anarquía y la distorsión, que destruye los recursos naturales a partir de la visión de negocios inmediatos y lucrativos.

Lo que vive Jalisco es en realidad un subdesarrollo urbano, con el crecimiento anárquico y generador de colonialismo interno. Como productos marginales aparecen los abusos policiacos, el colapso vial, un transporte público rebasado, violencia y tensiones sociales.

Así vivimos la connivencia permanente de la violencia y la promiscuidad, en una sociedad que pierde el rumbo con gobiernos inconscientes y sin liderazgo.

Paralelo al fenómeno de la Zona Metropolitana, se sufre el abandono a las otras regiones del estado que deberían ser el contrapeso para las migraciones que ejercen el imán de Guadalajara y su zona conurbada.