La transición de la leche materna o fórmula a la leche de vaca es una de las dudas más comunes entre padres de familia. Aunque parece un paso natural, la Academia Americana de Pediatría (AAP) advierte que introducir este alimento antes de los 12 meses puede traer serias consecuencias para la salud infantil.
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¿Por qué esperar al primer año? Antes de los 12 meses, el sistema digestivo del bebé no tiene la madurez necesaria para procesar las altas concentraciones de proteínas y minerales de la leche de vaca. Hacerlo prematuramente podría provocar:
- Deficiencia de hierro (anemia).
- Molestias intestinales.
- Sobrecarga en los riñones.
La regla de oro: de los 12 a los 24 meses Una vez cumplido el año, los niños pueden incorporar leche entera y pasteurizada. En esta etapa, la grasa de la leche es fundamental para el desarrollo cerebral, mientras que el calcio y la vitamina D aseguran huesos fuertes. Sin embargo, no se debe abusar: el consumo ideal es de 400 a 500 ml diarios (máximo dos tazas).
