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Depresión de fin de año: ¿Por qué nos sentimos tristes cuando todos celebran?

Depresión de fin de año: ¿Por qué nos sentimos tristes cuando todos celebran?
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La ciencia explica que la falta de luz solar, el cierre de ciclos y la presión social por la “felicidad obligatoria” son factores clave en este fenómeno estacional.

Aunque el fin de año suele asociarse con fiestas y alegría, para muchas personas esta temporada representa un desafío emocional. Lo que comúnmente llamamos “depresión navideña” no es solo una sensación pasajera; tiene raíces biológicas y culturales estudiadas por la etnopsiquiatría.

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El factor biológico: Menos sol, menos ánimo

Según expertos en salud mental, la ubicación geográfica y el clima juegan un papel crucial. La corriente de la etnopsiquiatría ha demostrado que la menor exposición a la luz solar durante el invierno altera la producción de vitamina D.

Esta carencia biológica predispone al cerebro a estados de melancolía y nostalgia, convirtiendo un problema de ánimo en un fenómeno de carácter estacional.

El peso psicológico del cierre de año

Más allá de la biología, los factores sociales y personales influyen directamente:

  • Duelos y ausencias: El fin de año hace más evidentes las pérdidas (familiares, empleos o rupturas).
  • La trampa de la comparación: Las redes sociales y la publicidad proyectan vidas “perfectas”, lo que lleva a las personas a comparar su realidad actual con la de otros o con lo que tenían en años anteriores.
  • Evaluación de metas: El balance de lo logrado y lo no cumplido puede generar sentimientos de frustración.

Evita la depresión con estas recomendaciones

La mejor opción siempre es apostar por el autocuidado y que mejor que con una orientación profesional, pero mientras tanto, las siguientes recomendaciones pusieran ser de utilidad:

Encontrar alguna actividad placentera que nos ayude a enfocarnos, por ejemplo, ver alguna serie, leer un libro, pintar, redecorar algún rincón de la casa

Practicar alguna conducta de autocuidado, consentirnos un poco: una mascarilla, un autorregalo, vestirnos bien, cuidar de nuestro aspecto personal nos ayudan a mantenernos animados.

Es posible que no nos den ganas de hacer mucha vida social, pero el contacto emocional de un amigo siempre viene bien. Hay que mantenernos en contacto, compartir una taza de café con un amigo cercano, no es necesario asistir a una gran gala.

Está científicamente comprobado que la actividad física cambia para bien los químicos en nuestro cerebro. Caminar o practicar un deporte al menos 15 minutos al día va a hacer la diferencia en nuestro humor y apetito.

Procurar una adecuada higiene del sueño. La calidad de sueño influye en el estado de ánimo para bien y para mal. Procuremos usarlo a nuestro favor.

Crear nuevas tradiciones navideñas con un significado. Por ejemplo, cenar algo diferente, implementar una nueva dinámica de intercambio de regalos, etc.

Texto: Mtra. Atziri Arroyo Ruiz, académica de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG)


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