Nada tendría que ver el nombre del destacado cineasta, productor, excantante y actor Eduardo Verástegui, con el proceso político que ahora absorbe a la población mexicana en general, si no fuera porque la actividad del citado artista, además de manifestarse en los escenarios fílmicos, se ha identificado como pre-candidato a dirigir los destinos de la gran nación mexicana.
En su film Sonidos de Libertad (Sound of freedom) el productor Eduardo Verástegui, ha impreso los rostros de una realidad que subyace en todos los ámbitos de nuestro país y ante la cual, de una forma u otra escondemos el rostro para no saber más allá de lo que nos muestra la madre televisión.
Eduardo Verástegui ha compartido con el público sus inquietudes y ha abierto a través de su film, la llaga de uno de los más lacerantes problemas de la realidad nacional, el tráfico de niños para su exploración sexual.
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Nacido en Ciudad Mante Tamaulipas el 21 de mayo de 1974, Eduardo Verástegui ha participado en varias obras fílmicas que lo colocan en los primeros sitios de la cinematografía mundial, circunstancia que le ha permitido acercarse mediante su profesión a regiones sociales de otra forma inexpugnables.
Los Sonidos del Silencio su más reciente producción dirigida por Alejandro Monteverde y en la cual han participado en la representación, actores como Jim Caniezel, Mira Sorvino, y Bill Camp entre otros, ha levantado una nube de inquietudes de todo tipo, lo mismo en el ámbito familiar como en los círculos políticos de todos los cortes y filiaciones, llegando incluso a invadir los cenáculos sagrados de la religión católica.
En su libreto el film es una denuncia a la red de pedofilia y tráfico de niños para su explotación sexual, mácula existente en los Estados Unidos, señalado como el consumidor número uno de esta infame actividad y por consiguiente, México se apersona en este film como el principal proveedor de la materia prima.
Según la Página de internet SMASH, esta red de pedofilia y explotación sexual de infantes, es parte de una teoría “conspiracionista” cuyos seguidores se cree incluye a destacados políticos demócratas de los vecinos del Norte, entre los cuales mencionan a Hillary Clinton, a Barack Obama y al millonario Jorge Soros, pero también mencionan en esta red a celebridades como Oprah Winfrey, Tom Hanks y Ellen DeGeneres.
Al parecer, según se desprende de sus propias declaraciones, Eduardo Verástegui, en sus trabajos de investigación y de rodaje de la película Sonidos de Libertad, ha tenido contacto con hechos de la realidad que lo conmovieron hasta el fondo de su espíritu, lo cual no es de sorprender, pues el flagelo de la explotación infantil y la pedofilia, así como la impunidad con que se lleva al cabo, son de una crudeza que perturba el ánimo del espíritu más templado.
Por eso no es de extrañar tampoco, que ahora el cineasta Verástegui se declare con aspiraciones a luchar por la Presidencia de México, lo que en apego a los preceptos constitucionales, haría de forma independiente, pero siempre enclavado en la corriente ultraconservadora de nuestro espectro político.
Para el proceso político del país, esto podría ser una buena noticia, pues este tipo de pensamiento aunque ya existe en la declaración de principios del Partido Acción Nacional, su incorporación, si se llega a realizar, vendrá a enriquecer las opciones de lo que en México se conoce como la derecha y en este caso, la ultraderecha, añejo sueño de los inquilinos de los clubes de golf, de los grandes industriales, y en sí de una innúmera cauda de ciudadanos que se identifican con estas formas de pensamiento y que estarían dispuestos a ofrendar incluso su vida para lograr el triunfo de sus ideales. Como en los viejos tiempos camarada, nada ha cambiado.