¿Qué sucederá con la seguridad pública en Jalisco? Es una duda que recorre la mente de habitantes y comentaristas.
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El evidente hecho de enfocarse el gobierno federal en desmantelar las dos facciones del Cártel de Sinaloa, que hasta el momento se aprecia ha sido un trabajo imparcial, nos ha llevado a olvidarnos del problema de los otros grupos.
Las instituciones encargadas del tema al parecer se han olvidado del grupo de Jalisco, que sigue actuando como dueño del territorio que habita y se desenvuelve en aparente tranquilidad.

Los hechos recientes en relación con las presiones ejercidas por el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, al parecer se han enfocado en la relación de los gobiernos con la delincuencia organizada, lo que ha llevado a ver la probabilidad de la detención de funcionarios o exfuncionarios públicos ligados a la delincuencia, más que el enfoque que pueden presentar las otras organizaciones delictivas.
La estrategia y el lenguaje desarrollados por Donald Trump, nos ha hecho ver probablemente en el punto equivocado de la ecuación o quizás ver el asunto del vaso medio vacío.
Esto nos lleva a preguntar: ¿Qué es lo que está exigiendo el gobierno norteamericano y que es lo que los funcionarios de ambos gobiernos están discutiendo?
Es evidente que han insistido los norteamericanos en la asociación entre funcionarios y delincuentes, sobre todo a partir del financiamiento de campañas políticas y no solamente de la administración última, sino de la práctica recurrente y común de todos los gobiernos de distinto signo partidista.
Algo que los involucrados niegan, pero por supuesto nadie cree.Los electores pensaron de manera equivocada, que en el momento que los gobiernos cambiaran de partido se resolvería el problema ético político del financiamiento de campañas.
Nada más lejos de la realidad, cuando empezó a obtener triunfos Acción Nacional resultaron también sátrapas, solo que con mayor descaro que los anteriores.
Cuando regresan las administraciones del PRI, vienen con los mismos vicios o quizá acentuados, los electores entonces optaron por una aparente izquierda y la decepción fue que salieron igual que sus predecesores.
Salinas fortaleció a los grupos tradicionales y promovió nuevos, a la vez que los administró a todos. Zedillo negoció con las bandas sin tocarlas, a la vez que permitió su fortalecimiento.
Familiares de Fox se asociaron con los grupos nuevos y más violentos. Calderón fortaleció a los sinaloenses, Peña Nieto negocio con todos y al decir de los norteamericanos los que le siguieron actuaron en el mismo sentido.
En el momento actual no sabemos cuál será el siguiente paso del gobierno federal, si atacar a los otros grupos o expatriar funcionarios públicos operadores con los grupos de la delincuencia. Lo que es evidente es que el gobierno de Norteamérica sigue presionando por cabezas.
En tanto en Jalisco el gobierno del estado mantiene una pausa, quizás a la espera de que el gobierno federal resuelva el tema difícil de la delincuencia organizada, en tanto continúan desaparecidos y ejecutados.