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Proyecto Metropolitano ZMG

Por el bien ciudadano

El top ten del miedo a la inseguridad

Manuel Gómez

porManuel Gómez

Mar 29, 2023
top ten del miedo inseguridad guadalajara
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El top ten de la narrativa urbana está inspirado en la desconfianza, lo escuchamos en el transporte público, la calle, la escuela, la fonda, el comedor, etc.

En voz baja se comenta con escepticismo el reto de transitar la ciudad, con la zozobra de no salir ileso (a) por la mañana, tarde o noche, en cualquier lugar, en bicicleta, en auto, transporte, acompañado o solo.

Llegar a casa sin sobresaltos se ha convertido en un auténtico triunfo, aunque es difícil evitar la paranoia, insomnio, estrés, gastritis, colitis, o cuadros de ansiedad tan socorridos hoy en día por tantos adolescentes en edad escolar.

La frecuencia de los actos delictivos, aminorados o exacerbados estadísticamente, según sea el caso, nos alejan de la certidumbre, pareciera que ingresamos a un silencioso ruido en el que algo negativo está a punto de sacudirnos, todos los días escuchamos entre propios y extraños, cercanos o no, narrativas donde la violencia en todas sus representaciones ocupa el cuadro de honor.

En muchos momentos el esfuerzo discursivo de políticos y analistas del espectáculo mediático, de buena o no tan buena voluntad, son insuficientes y abonan poco o nada a la percepción de quienes día a día tenemos que enfrentar la cotidianidad.

El efecto nos arroja matices de una experiencia caótica, sin exageración respiramos un ambiente con partículas de inseguridad, la inquietud y el miedo están presentes en la urbe.

Cuando escuchamos el sonido que emite una ambulancia, difícilmente pensamos en un hecho aislado o en un accidente, imágenes intranquilas, acosadas y perturbadas surgen en nuestro interior, evocando el dolor de los cercanos, de los que conocemos, de familiares y vecinos, nuestra cabeza gira en la agresión directa: homicidios, feminicidios, enfrentamientos, secuestros, robos y otras normalidades.

La violencia real o virtual produce miedo, se internaliza y no distingue barreras sociales, aunque siempre existe un culpable, al que hay que perseguir y aniquilar, el otro. El miedo nos conduce al aislamiento, a un sentimiento de poder perder lo poco que poseemos, aquello que creemos son nuestros privilegios, sin los otros el yo también deja de existir.

Desde que el hombre existe, hay violencia; sin embargo, esta adquiere relevancia interpretativa y se encuentra relacionada con el punto desde donde partimos y pensamos el mundo, si este se rige por el saber cómo poder y se determina como dominio, termina por instalar una violencia estructural legitimada en códigos raciales, pertenencia de clase, género, jerarquía o riqueza etc.

Con la armadura bien puesta, diseñamos estrategias de protección: coser un doble fondo en la ropa, cargar el poco dinero bien ganado en el calcetín, dejar de cargar tarjetas y credenciales, acompañar y recoger a los hijos en la escuela, cercioramos respecto al conductor del taxi, permanecer atentos en cajeros, evitar aceras solitarias, prever fraudes telefónicos o en la red.

Cuando cruzamos las manecillas del reloj sin sudor involuntario, sin frío y sin calor y con el arrojo de un titán y dejemos de percibir el paso de la guardia nacional, de un sospechoso en la acera de enfrente, la glorieta de los niños desaparecidos, desaparezca la culpa, la vergüenza y la negación estaremos venciendo el miedo al propio miedo, entonces nos encontraremos de cara con la ciudad que anhelamos.


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