• martes, febrero 18, 2025 1:01 pm

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Morena gozan canibalismo
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Algo tendrá que hacer Erika Pérez García como presidenta estatal de Morena para menguar -porque desaparecer es prácticamente imposible en ese partido-, la honda división que sigue caracterizando a su militancia en Jalisco por obra y gracia de sus diferentes liderazgos, pues a ninguno de esos grupos, y mucho menos a los jefes de esas “tribus”, les beneficia y sí, en cambio les perjudica porque son parte responsable de su hundimiento como partido político.

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Y es que no pueden estar esperanzados de por vida a que los apoyos que reciban en su andar y los votos que obtengan en sus procesos electorales -internos y externos-, están garantizados gracias a los programas sociales del gobierno federal, pues los beneficiarios cada día se van convenciendo de que no pueden seguir siendo chantajeados política y electoralmente, amén de que también los demás partidos políticos buscarán colocarles al frente la “zanahoria” o lanzarles el “anzuelo” para ver si “pican”.

Si algo celebran los rivales políticos de Morena Jalisco es eso, su división. “Divide y vencerás”, es la bandera que ondean.

Y es que de veras, es absurdo, y en ocasiones hasta ridículo, ver cómo esas “tribus” se pelean por lo que no tienen y han entrado a una carrera por pretender demostrarle a la ciudadanía, o a su militancia misma, que son mejor que su contraparte… al interior del propio partido.

No entendieron el resultado del dos de junio del año pasado, porque más allá de las trampas que hizo Movimiento Ciudadano con la complicidad y en ocasiones hasta con la ayuda de las autoridades electorales, el “canibalismo” con que actuaron antes, durante y después de la campaña fue “mortal”.

Se regocijaron de ver la derrota del adversario dentro y no fuera de Morena. Gozaban al “meterle zancadilla” al correligionario.

Y los que triunfaron de un bando y del otro, no han sabido ser humildes ni capaces de entender de que sólo con unidad podrán tener el pastel completo y, entonces sí, poder repartírselo.

Pero hasta ahora, más allá del discurso, en los hechos nada o muy poco -que es insuficiente- ha hecho la dirigencia estatal, que sí bien se ha enfocado a cumplir con la encomienda nacional de sumar a nuevos militantes, no ha tenido la capacidad para, al mismo tiempo, trabajar en torno a lograr la unidad de los liderazgos. O al menos no se ha visto al exterior.

Esta dirigencia no ha sabido colocarse por encima de los grupos que se disputan el poder al interior del partido y, más bien, se mantiene como parte de uno de ellos, lo que nada ayuda para conseguir al final el objetivo de todo partido político: obtener el poder.

Es irrisorio ver esa disputa “cuasi” infantil por el poder dentro de Morena en Jalisco, pero ese es su sello y su característica. Parece una maldición con las que les gusta vivir y convivir, creyendo cada bando que eso los hace superior a su contrario.

Gozan, uno y otro, aparecer retratados con personajes de fama o reconocimiento nacional, apostando que eso los hace más fuertes. O hasta el presumir que uno u otro tiene más cercanía con la presidenta Claudia Sheinbaum. Pero lo único que logran con ello es debilitarse más, no frente a su rival interno, sino frente a la sociedad jalisciense.

No se advierte a nadie de Morena preocupado y trabajando por lograr la unidad. No se ve. Ni siquiera como simulación.

Por eso, todo indica que seguiremos atestiguando el vergonzoso espectáculo de la división, del enfrentamiento entre morenistas, para beneplácito de sus adversarios políticos externos, ante la complacencia de la dirigencia estatal y la indiferencia de la nacional.

¿O será posible que se registre un milagro? Al tiempo…


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