Se ha venido percibiendo un tema al parecer aislado, pero que pudiera ser un síntoma del temor que despiertan en la ciudadanía las crisis financieras recurrentes en el país.
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El primero de ellos es la disposición de recursos de las Afores por el Fondo Para Pensiones del Bienestar, un programa heredado de la administración anterior, que bajo cualquier pretexto retira dinero de las Afores de los trabajadores.
El otro tema es la inquietud que ha generado el retraso del pago de los excedentes de aportaciones al SAT, al decir de algunas opiniones, en un país que ha sido recurrente el exceso de gasto público, que al final acaba en deuda pública que genera inflación, altos precios y finalmente altos costos para la población, es normal que aparezca ese temor de mal uso de los recursos públicos.
Más aun cuando el gasto del año electoral en temas de programas sociales, excedió con mucho la capacidad del gasto público.
Si a lo anterior le sumamos las versiones constantes de financiamiento de campañas del partido en el poder con dinero público, aumenta la desconfianza de los ciudadanos.
Afectados en doble sentido, uno el gasto irregular en un tema que debiera ser financiado por los interesados y no por el Estado, por el otro el deterioro de la vida democrática del país, interpretado como la competencia electoral irregular y desleal.
Muy a su pesar, el actual gobierno pasa por un proceso similar al generado por la elección de 1988, una elección financiada y manejada inescrupulosamente por las distintas fuerzas electorales, que acabó en un resultado cuestionado.
Este caso es similar, no por el resultado, sino por lo disparejo de la competencia, con la intervención abierta de los órganos del Estado.
El gobierno que resultó electo en 1988 tuvo que realizar eventos extraordinarios, si no espectaculares, para ganarse la confianza de la sociedad.
El resultado fue un triunfo arrollador del PRI en 299 distritos de 300, en 1991. Sin embargo, el titular del gobierno acabó en el ostracismo, al parecer porque nunca se disipó la duda de fraude electoral de su elección.
El actual gobierno ha tenido, amen de un resultado electoral apabullante, la habilidad suficiente para aprovechar las circunstancias internacionales y locales en su favor, para fortalecer la corriente a que pertenece, dentro del partido político. Sin embargo, no queda claro si la sociedad olvidará los sacrificios financieros que se realizaron, para obtener el triunfo electoral.
El resultado hasta ahora ha sido satisfactorio y obviamente la sociedad lo premia, en una circunstancia difícil, internacional y nacional.
Mediante grandes sacrificios de la administración pública se ha logrado mantener la estabilidad de la moneda, más allá del temor generalizado de una devaluación, provocada por el exceso de gasto del gobierno anterior.
La apreciación sería que la población apoya y seguirá apoyando al gobierno actual en su afán de mantener el equilibrio financiero, sin embargo, al primer error o trastabilleo, puede perder el apoyo logrado. Basta con mirar la desconfianza que se manifiesta con la disposición del dinero de los particulares.