La pasada elección ha sido ilustradora del desprestigio de los partidos y los candidatos, en especial del municipio de Tlajomulco.
El indicador más claro de cómo pensaban los habitantes de Tlajomulco de ellos fueron los resultados electorales, en los que a duras penas alcanzaron un 37% de la votación total de los electores. La votación promedio en Jalisco fue de 51%.
Con la desfachatez que caracteriza a quienes no tienen conciencia de su imagen pública, en Tlajomulco tuvieron el deshonroso tercer lugar de peor participación electoral, después de Jilotlán de los Dolores y Bolaños.
Estas últimas comunidades agobiadas por la delincuencia y olvidados por los gobiernos federal y estatal, que los dejaron inermes en su seguridad y con mucha más razón, en la selección de auténticas autoridades municipales.
Después de múltiples escándalos en la selección de candidatos de Morena y de Movimiento Ciudadano, compitieron los de ambos partidos en un proceso desaseado y mediocre,
Esto generó aun mayor desánimo en la población, que fue ignorada por ambos partidos en sus candidaturas y los problemas, no solo con ausencia de propuestas de sentido común, sino lo que es peor, sin ellas.
Degradación política
Dentro de ese sucio proceso de la elección de candidato, Morena se quejó de la intervención de la delincuencia, que obligó a los electores a votar en favor de Movimiento Ciudadano, razón por la que a estas alturas los electores aún esperan una aclaración.
Tlajomulco vive de hace años un proceso de degradación política y administrativa acelerada, en que han predominado los intereses egoístas de negociantes y administradores.
Además, acabaron por convertir la administración pública en un arca de saqueo permanente y los recursos municipales en objeto de negocios inmobiliarios, que destruye sus valiosos recursos naturales y la vida en convivencia armoniosa, en que vivieron antes de la contaminación de la Zona Metropolitana.
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Es alarmante como familias tradicionales y conocidas del municipio, acaban enfrentadas en una lucha sin tregua ni escrúpulos por apoderarse de la administración municipal, es escandalosa también la información que corre en el entorno de los personajes, que debieran ser los líderes en la mejora de la vida de la comunidad.
Familias completas de pronto aparecen señaladas como asociados de la delincuencia, o bien en negociaciones con personajes sin escrúpulos. La consecuencia es corrupción de la administración municipal en una voracidad insaciable, con la consecuente depredación.
Los partidos políticos a su vez son instrumentos de las conductas viciadas y participan con especial entusiasmo en el bacanal.
Cualquiera esperaría que con el cambio de la administración las cosas cambien y mejoren, pero el fango ha enlodado a todos los que pasan por la administración pública, lo que lleva a la ciudadanía a la desesperanza, ante la imposibilidad de encontrar quien rescate la honorabilidad y la eficiencia de la administración, que, en lugar de la posibilidad de mejora se convierte en círculo pervertido permanente.
Ese ha sido el resultado de la elección anterior y la consecuencia de la perversión política y humana acentuada. ¿Es posible esperar algo distinto en la elección próxima?