Después de al menos dos intentos frustrados, el candidato del Partido Verde a la alcaldía de Puerto Vallarta, Luis Munguía, estaría ante la mayor oportunidad de conseguir su anhelo, si consigue mantener el paso de ascenso y logra superar los escollos que representan, Morena y Movimiento Ciudadano, dos locomotoras en el manejo de la operación en la jornada electoral.
Te podría interesar:
Integrante en su momento de la nomenclatura naranja que creó Enrique Alfaro, Munguía tuvo que disciplinarse cuando el mandamás del partido le pidió que esperara y aceptara una diputación en lugar de jugar por la presidencia del puerto.
En 2021, las condiciones estaban listas para contender por la alcaldía y hasta había la promesa de que sería el abanderado de Movimiento Ciudadano, pero le pidieron esperar, pese a que ya existía el compromiso político, lo que derivó en una ruptura con el partido.
Desde las filas del Partido Verde y pese a que debió sortear resoluciones del Tribunal Electoral, Luis Munguía pudo participar en las elecciones, donde apenas contó con unas cuantas semanas de campaña, luego del tiempo que se llevó la solución de su impugnación.
Pese a los pocos días, el aspirante registró la mayor cantidad de votos en la historia del Verde y dejó la mesa servida para buscar una vez más en 2024, alcanzar la presidencia municipal.
En los entretelones de la política, para el proceso 2024 hubo marcadas diferencias en la coalición que construyeron Morena y el Verde a nivel nacional y estatal, para sortear el caso de Puerto Vallarta.
Esta vez a Munguía se le atravesó Morena y la decisión fue no ir en alianza en la elección municipal y dejar que los partidos disputaran cada uno por su lado. Pero el tema de la paridad de género impediría que el alcalde, Luis Alberto Michel, buscara la reelección, ante lo cual optaron por postular a su esposa, María de Jesús López Delgado.
En este escenario convulso, hizo su aparición el expresidente municipal Ramón Demetrio Guerrero, quien reclamaría en Movimiento Ciudadano su derecho a intentarlo de nuevo, bajo el argumento de que “él sabía cómo hacerlo” para recuperar para los naranjas el municipio.
Pero el proceso electoral se convirtió en un sinuoso camino. Luis Munguía tuvo que sortear el trago muy amargo del asesinato de Francisco Sánchez Gaeta, su amigo personal e integrante de la planilla que contendía por la sindicatura, además de la misteriosa forma como perdió la vida que llenó de incertidumbre al proyecto político.
Durante la campaña, Munguía aprovechó por otra parte las condiciones que le ofrecían sus rivales.
Por una parte, un candidato naranja empantanado en su historia de reclamos y polémicas decisiones tras su paso como alcalde y por la otra, con una candidata que realizó una campaña singular donde en lugar de salir a las confrontaciones, prefirió no exponerse.
Al apostarle al peso de la marca Morena, María de Jesús López Delgado, evitó participar en debates y hasta entrevistas en medios, para concentrarse en actividades controladas, arropada por los operadores de su partido, bajo la premisa que, según sus encuestas, marcha a la cabeza de las preferencias.
En este escenario, Luis Munguía se despachó con la cuchara grande y aprovechó todas las canchas que le ofrecieron para exponer sus proyectos para Puerto Vallarta.
Empresarios, dirigentes de agrupaciones sociales y líderes de corrientes políticas del PRI, del PAN, de Movimiento Ciudadano y hasta de Morena, se sumaron al proyecto verde, como oteando el rumbo de los vientos.
Sin embargo, el verdadero reto es la jornada electoral del dos de junio, cuando enfrenten la operación política de Movimiento Ciudadano y Morena, ambos con el respaldo del poder estatal y municipal.
Después de varios intentos, Munguía deberá mostrar madurez en la operación, aunque suene extraño, al tratarse del proyecto de un partido verde.
(Lo invito a que me lea, escuche y vea en www.paraleloveinte.com).
*Texto publicado en: https://amp.milenio.com/opinion/carlos-martinez-macias/sin-pedir-audiencia/la-hora-de-munguia
Tus aportes son siempre constructivos y aportan una gran claridad.