La lucha política se debe librar con las armas que se tienen. Las personas migrantes en Estados Unidos saben que no cuentan con mucho arsenal, pero el que poseen es fundamental para aceitar o desvielar la maquinaria económica de la Unión Americana: Su talento para generar riqueza y su amplia capacidad de
consumo.
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Si los latinos en la Unión Americana fuesen un país serían la quinta economía del mundo. Sabedores de ello, desde la madrugada del martes en Los Ángeles comenzaron un boicot para no comprar nada en negocios como Home Depot, Walmart, Target y McDonald’s.
Se dijo que será el primero de varios que realizarán en el segundo semestre del año. La comunidad angelina ha sido la más golpeada por la feroz embestida antimigrante ordenada por el inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump.
La movilización es organizada por varios grupos, como la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Ángeles (CHIRLA), el Sindicato Internacional de Empleados de Servicios Local 721, el Centro de Recursos Centroamericanos de Los Ángeles y el Centro de Trabajadores de la Costura.
La razón del boicot es que las empresas en cuestión por omisión o comisión han permitido que sus instalaciones sean utilizadas como lugares donde agentes federales de migración han violado sistemáticamente los derechos de los trabajadores.
En ese sentido, CHIRLA ha sido muy clara en responsabilizar a las empresas mencionadas como parte de las prácticas gubernamentales para detener a migrantes.
El músculo económico que quieren mostrar los migrantes se vincula a su peso específico en la económica, y en lo referente a lo político el llamado es a que paren las redadas y deportaciones que en los primeros siete meses del gobierno de Donald Trump ya alcanzaron 300 mil personas expulsadas de la Unión
Americana.
Además de pedir el alto a las redadas y deportación, la coalición exige poner fin a la ampliación y nuevas construcciones de centros de detención; cancelar la ocupación militar en Los Ángeles; y liberar a varias familias recluidas ilegalmente en centros de detención.
Sin duda, el poder político, policiaco y militar de la administración Trump es superior a la respuesta que pueden dar los millones de migrantes frente a la persecución y criminalización constante ordenada desde la Casa Blanca, sin embargo, esa no es una razón para no responder política, social y económicamente a la embestida trumpiana.
Contrario a lo que se pudiera pensar, las armas de los débiles se han significado a lo largo de la historia como poderosas estrategias que han logrado acabar con la violencia ejercida por los poderosos sobre grupos vulnerables. No detengamos la lucha.
Profesor del Tecnológico de Monterrey
@contodoytriques