A unas semanas que inicie el ejercicio del nuevo gobierno federal, estamos en medio de una serie de incógnitas de cuál será la ruta de esta nueva etapa de la función pública.
Te puede interesar:
Por un lado, tenemos la notoria injerencia de la administración saliente a través de las cámaras del Congreso y la actuación del partido que es utilizado como zanahoria para manipular los votos en la aprobación de normas.
Contenido relacionado:
El falso dilema de la perdida de control del Estado
Un partido que sirve además como paraguas para la estrategia de lo que han dado en llamar la Cuarta Transformación.
Por el otro surge la pregunta de cuál es el proyecto real de la nueva administración. Tenemos así que el gobierno saliente se propone realizar cambios constitucionales, que ponen en alerta a los observadores sobre la pérdida de los equilibrios entre los poderes, vigentes en cualquier democracia desde que Montesquieu lo estableció en el Siglo XVIII.
En lo que se refiere a la nueva administración se empieza a dudar de la eficiencia de ella, sobre todo en temas sensibles para cualquier sociedad como la seguridad pública, la educación y la salud.
Te recomendamos:
Sobre todo, a partir de los nombres que se manejan para los temas, que, si bien pudiera haber excepciones, más parece la búsqueda de equilibrios internos de los grupos, que la búsqueda de resultados del servicio.
Es evidente que al abordar los temas de manera somera no es posible revisarlos en tan poco espacio, por la complejidad que representan y además por no existir los proyectos que permitan su evaluación.
Por ejemplo, la seguridad pública debe abordarse desde las diferentes etapas establecidas en las normas, tales son la prevención, la investigación y la persecución del delito, la administración de la justicia y la
readaptación del infractor. Todas ellas de suma complejidad y necesaria especialización.
La educación sufre también por su parte enorme retraso, con los sucesivos intentos de reformas de los distintos gobiernos, que acabaron en golpes de ciego, solamente se ha burocratizado la educación y favorecido los intereses electorales y sindicales en los últimos 50 años, lo que ha generado un enorme retraso en perjuicio de los educandos y como consecuencia de la sociedad.
El tema de la salud por su parte agravado por la pandemia reciente, ha sido presa sistemática de la corrupción de los gobiernos, que han visto en la compra de medicinas y materiales jugosos negocios, a las que les suman porcentajes para los bolsillos de funcionarios sin escrúpulo, de las administraciones en turno.
Las instituciones como el IMSS y el ISSSTE en lugar de brindar servicios de calidad a quienes aportan cuotas, han sido utilizadas para nombrar incondicionales, cuya mejor característica es el desconocimiento y la ineficiencia, que repercute en deprimentes servicios.
El caso de las clínicas del sector salud no es mejor, con desabasto de medicamentos y mala atención a los usuarios, además de padecer los males crónicos de falta de personal y exceso de pacientes. Todo ello agravado a partir de la pandemia del COVID.
Sumémosle además a la nueva administración un presupuesto acotado, insuficiente, comprometido y etiquetado en temas electorales futuros.
[…] Las incognitas del nuevo gobierno federal […]
[…] Las incognitas del nuevo gobierno federal […]
[…] Las incógnitas del nuevo gobierno federal […]
[…] Las incógnitas del nuevo gobierno federal […]
[…] Las incognitas del nuevo gobierno […]