Más allá de los procesos internacionales donde la derecha y la extrema derecha han conseguido incrementar su presencia, y donde la falta de resultados esperados por parte de los gobiernos de izquierda ha hecho que el electorado mueva el péndulo de nueva cuenta a la derecha, en México tenemos un escenario distinto al tinglado donde se han escenificado elecciones en Bolivia, Honduras y
Chile por mencionar solo el vecindario latinoamericano.
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El gobierno federal en la montaña rusa
En México, el gobierno de la Cuarta Transformación que ya suma siete años en el poder ha logrado revertir políticas económicas y sociales impuestas por los gobiernos neoliberales que habían dado como resultado el empobrecimiento de millones de personas y el empequeñecimiento del Estado, además de construir un andamio fortalecido de prácticas de corrupción para beneficiar de manera patrimonialista a quienes se encontraban en el gobierno y a sus “socios” particulares.
Por otro lado, en nuestro país la oposición atrincherada en la derecha y ultraderecha conservadora continúa ausente de un proyecto de nación alternativo que mueva al electorado, por el contrario, su estrategia sigue siendo la construcción de discursos repletos de mentiras, inconsistencias y verdades a
medias, racista, xenofóbico y violento que en nada abona a su causa y mucho menos a la del país.
En este contexto, resulta difícil pensar que la oposición electoral encabezada principalmente por el PAN pueda significar una amenaza para arrebatarle el gobierno federal a Morena. No obstante, el peligro viene de otra parte y las acciones para contrarrestarlo se espera que lleguen de otro lado.
El proyecto social y político fundado por Andrés Manuel López Obrador convertido más tarde en partido político continúa teniendo prácticas a su interior y desde los espacios donde es gobierno que poco abonan en el fortalecimiento de la 4T y menos en el gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo.
Desde luego, no me refiero a todos los miembros del partido, aunque si a algunos cuadros de alto
poder e influencia dentro del morenismo: a saber: Ricardo Monreal Ávila, Adán Augusto López Hernández, Pedro Haces Barba.
A estas alturas, y tomando en cuenta los buenos resultados obtenidos por la 4T desde 2018, no resulta menor que desde Palacio Nacional se de un fuerte manotazo en la mesa. Si bien es cierto, que una cosa es el partido y muy otra el gobierno emanado de Morena también es cierto que los aciertos y errores del
morenismo los pagan justos y pecadores.
En ese sentido, no me parece escandaloso que sea la misma presidenta, Claudia Sheinbaum quien recuerde el origen y destino de Morena, y que levante la voz para dejar en claro quiénes y en qué condiciones deben seguir en el proyecto cuatroteísta.
De lo contrario, el número de piedras en el costal seguirán aumentando y haciendo cada vez más complicado cargarlo.
Es en esa realidad, y no en otra, donde se puede colar la derecha y la extremaderecha para buscar regresar al poder y revertir todos los avances que hemos tenido en siete años.
Estoy cierto, que de la experiencia chilena, hondureña y boliviana debemos aprender queines están en Morena y quienes no pertenecemos a ese partido, pero que reconocemos el cambio de timón dado en México desde 2018 y los logros que se han conseguido.
No permitamos que regrese la derecha.
@contodoytriques