En campaña, el candidato Jesús Pablo Lemus Navarro definía que los morenistas eran “el PRI más rancio que se puso chaleco guinda”, ahora, como gobernador, les abrió de par en par las puertas de Casa Jalisco para llevar a cabo una reunión a la que equivocadamente el Mandatario llamó “sin precedente”, y con la que aseguró que “en Jalisco inició una nueva etapa de colaboración y compromiso mutuo”, porque “es momento de cerrar filas, de sumar esfuerzos con rectitud de intención y compromiso genuino”, pues “más allá de las diferencias, nos une una causa mayor: Jalisco y su gente”.
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Más adelante agregó que “cuando se pone por delante el bienestar del Estado, no hay colores ni divisiones que valgan” y que “es tiempo de construir, de dar resultados y de demostrar que el diálogo y la unidad son el camino”.
Resulta extraño -aunque hay una explicación- que a ocho meses de que los diputados federales iniciaron su ejercicio legislativo -el uno de septiembre- y a cinco de que lo hicieron los legisladores locales -el uno de noviembre-, apenas el jueves pasado por la noche fueron convocados por el gobernador del Estado a un encuentro de diálogo.
Esto sucedio en medio de un escenario político y social muy descompuesto que tiene a Jalisco en los ojos de todo el país y del extranjero por el caso del rancho Izaguirre que evidenció la pésima actuación de la anterior y actual Fiscalía del Estado; por el caso del grupo musical “Los Alegres del Barranco” que en un concierto multitudinario proyectaron en pantalla imágenes de dos líderes del crimen organizado a quienes le dedicaron una canción ante la ovación del público; por el asesinato de una madre buscadora y lideresa de los comerciantes del centro de Guadalajara; y por el creciente número de personas desaparecidas que se sigue registrando.
La convocatoria a senadores y diputados federales y locales a este encuentro en Casa Jalisco fue más bien un acto desesperado del Ejecutivo estatal por sentirse “arropado” hasta por sus adversarios políticos, particularmente de Morena, y enviar un mensaje de una pretendida “unidad” inexistente e imposible, evidenciado ya, para empezar, en el Congreso del Estado.
Incluso, hay que preguntar si a estos legisladores no les importó que les “jugaran el dedo en la boca” con lo de la fracasada comparecencia de los principales integrantes del gabinete de Seguridad para hablar del caso Teuchitlán. Tan les “vieron la cara”, que los diputados emecistas -que no se mandan solos- ni fecha han querido aprobar para cumplir con lo que por unanimidad aprobó el pleno del Congreso. Demagogia pura.
Pero vamos esperando para ver cuántas iniciativas de Morena, del PAN, del PRI, de Hagamos y de Futuro les aprueban los diputados de Movimiento Ciudadano como muestra de que “cuando se pone por delante el bienestar del Estado, no hay colores ni divisiones que valgan”. (Por favor, aguántense la carcajada).
¿Y qué decir de los legisladores federales? ¿Qué efectos tendrá su presencia en Casa Jalisco? ¿Acaso en la Cámara de Diputados y en la de Senadores los emecistas jaliscienses votarán todas las iniciativas de Morena y viceversa, Morena votando a favor de las iniciativas emecistas? Demagogia pura.
Como demagogia es decir que este encuentro “no tiene precedentes” y que, por lo tanto “es histórica”. Hace falta que quienes así lo afirman se “cultiven” un poco, conozcan de historia y se enteren que ex gobernadores de Jalisco llevaban a cabo estas reuniones con los legisladores federales jaliscienses de todos los partidos, y ocurría prácticamente cada año después de concluido el informe presidencial, que se aprovechaba para realizarlas en la Ciudad de México y no necesariamente en Casa Jalisco. Y vaya que daban buenos resultados.
Y lo mismo sucedía con los diputados locales de los partidos políticos ahí representados. También sostuvieron reuniones en Casa Jalisco con el gobernador en turno. Entonces se hacía política de a deveras, no para los medios.
Así, pues, vamos viendo qué sucede después de este encuentro para comprobar si es cierto que “cuando se pone por delante el bienestar del Estado -¿quién va a definir qué es el “bienestar del Estado”?- no hay colores ni divisiones que valgan”.
No queremos echarles a perder la fiesta, pero auguramos que esto no pasará de la demagógica fotografía y videos que algunos asistentes presumieron, y comprobaremos que la ingenua oposición simplemente fue “utilizada”.
Y si no, al tiempo…