En contraste con los avances del proyecto de la presa El Zapotillo al que regresa constantemente el presidente Andrés Manuel López Obrador, destaca la lentitud para anular el decreto de 1994 y reponerlo con otro que modifique las condiciones de justicia de reparto de agua para la zona de los Altos de Jalisco.
Mientras que el primer mandatario cumplió su promesa de no inundar Temacapulín, Acasico y Palmarejo y cancelar el acueducto y trasvase de las aguas del Río Verde a León, Guanajuato, quedó pendiente dejar sin efecto el decreto que reserva las aguas superficiales para uso doméstico y urbano, con una veda que impacta a los productores de la región.
En el proyecto original, se tenía el plan de que la empresa española Abengoa construyera un acueducto para llevar agua a la ciudad guanajuatense, pero a su paso vendería e líquido al menos a diez municipios alteños para que resolvieran sus necesidades de abasto.
En la zona de los Altos de Jalisco, en mayor o menor proporción, hay 14 municipios que padecen problemas de abasto de agua potable y no pueden utilizar la cuenca del Río Verde por mantenerse la restricción de una veda.
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Un caso preocupante, por ejemplo, es San Juan de los Lagos, que depende en un 50 ó 60 por ciento de aguas superficiales, pero al no contar con el agua suficiente padece desde hace tiempo tandeos semanales para dotar a las familias.
El ayuntamiento ha tenido que recurrir a “préstamos” de empresarios locales, que donan parte del agua de la que son usuarios por medio de sus pozos, para completar el suministro en las colonias de San Juan.
Aunque el Inegi registra una población de 80 mil habitantes, las autoridades locales y hasta de la iglesia -–de gran presencia en la región–, estiman que son poco más de 130 mil, a los que hay que sumar la población flotante compuesta por familiares que vienen de Estados Unidos y el turismo religioso que en el año alcanza los ocho millones de visitantes.
Otro municipio en problemas es San Julián, que se abastece de aguas subterráneas, pero debido a la altura donde se encuentra la población, las perforaciones rebasan los mil 500 metros y los volúmenes que se extraen son muy escasos.
Conocedores del tema en la región alteña, consideran que la mejor manera de resolver el abasto es aplicar soluciones de acuerdo con cada población, algo que reconoció en su momento la Comisión Estatal del Agua.
Por ejemplo, que se permita la instalación de bordos y represas para dotar de agua a cada municipio y en algunos casos, construyendo bordos y canales que permitan la infiltración del agua y recarguen los acuíferos tan agotados hasta ahora.
De otra manera, las poblaciones de los Altos van a ser testigos de cómo corren desde El Zapotillo tres metros cúbicos por segundo rumbo a la zona metropolitana de Guadalajara, sin que haya solución para sus necesidades.
Los productores agropecuarios, también mantienen la esperanza de que un nuevo decreto emitido por López Obrador, les dote de la parte del agua que requieren para seguir trabajando. Los Altos de Jalisco, es una de las regiones de México que más produce alimentos y hoy enfrenta una severa crisis por la falta del vital líquido.
Es por eso que esperan que se declare de utilidad pública a la cuenca del Río Verde y que se proteja también el derecho al agua para el campo, además del consumo humano.
Ocupados como están las autoridades federales por concluir el proyecto de la presa El Zapotillo, además de la sequía que vive la región desde hace varios años, no se han percatado de lo que sucederá con las inundaciones de los cañones.
Hay cientos de árboles, sabinos milenarios de grandes dimensiones, que serán cubiertos por el agua en lugar de ser aprovechados por los habitantes de la zona.
Además, de acuerdo con especialistas, la descomposición de los árboles traerá un severo impacto ambiental que tampoco se ha considerado.
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