El día de ayer la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) presentó el Perfil Migratorio de México, documento que da cuenta de las características que presentó el fenómeno migratorio en nuestro país el año pasado.
Entre 2019 y 2022 el flujo de extranjeros visitantes por razones humanitarias pasó de 84 mil 292 a 287 mil 407.
Mientras que en ese mismo periodo, las solicitudes de refugio pasaron de 22 mil 159 a 91 mil 976.
Asimismo, el año pasado cerró con 444 mil 439 eventos de migrantes irregulares a quienes se les inició un proceso administrativo en el Instituto Nacional de Migración (INM), esta cifra representó un incremento de 44 por ciento en comparación con 2021.
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Por otra parte, quedó en evidencia que el perfil de las personas migrantes continúa cambiando en comparación con lo que se conocía hace algunas décadas.
En 2022, la migración en México estuvo conformada por 61% de hombres, 23% de mujeres, 9% de niños y 7% de niñas.
En lo que respecta a las naciones de origen, además de los migrantes procedentes de los países del triángulo norte de Centroamérica (Honduras, El Salvador y Guatemala), están arribando a México personas provenientes de Venezuela, Cuba, Nicaragua, Colombia, Ecuador, Haití, o incluso desde países de África, Asia, y Europa.
De todas maneras, Honduras, Guatemala y El Salvador constituyeron 38 por ciento del total de migrantes. En los últimos veinte años, la población migrante en territorio mexicano aumentó 123 por ciento.
Como se desprende del reporte de la OIM, México continúa transformando sus características migratorias, lo que trae como consecuencia que hoy por hoy nuestro país sea, además de un territorio de origen y tránsito, un espacio de arribo, implicando mayores retos para los gobiernos de los tres niveles.
En este sentido, las políticas públicas y los programas gubernamentales deben de estar en concordancia con las necesidades de la población migrante que circula por nuestra nación.
Son cualitativamente diferentes las necesidades que tiene una persona migrante que se encuentra en tránsito o que busca permanecer en México procedente de otro país o quien ha experimentado la deportación desde Estados Unidos.
Sea como sea, el gobierno mexicano debe garantizar la seguridad de los migrantes y su acceso a servicios públicos que dignifiquen su estancia en nuestro país, además de hacer lo necesario para que les respeten sus derechos humanos y evitar que caigan en manos de las redes de traficantes de personas o el crimen organizado.
Profesor Tec de Monterrey
@contodoytriques
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