– Quiúbole Juan, hace algunas semanas que no nos vemos, ¿Cómo va el año?, pregunta Memo.
-Canijo, muy canijo, todo sube y sube; si esto sigue así, no sé a dónde iremos a parar. Mi señora se queja de que la lana no alcanza y algunos políticos parecen no darse cuenta del problema. Piensan que con chocolatitos, tortas y una paseadita en el volantín ya la hicieron: ¡pan y circo!, se queja Juan.
-Oye, vienes calientito, pos’ ¿Qué pasó?, cuestiona Memo.
-Estoy molesto: resulta que el alcalde, por sus pistolas y con nuestros impuestos, compró un volantín en no sé qué parte del mundo. Luego, por una noticia difundida desde la Ciudad de México, nos enteramos que costó una fortuna, y acto seguido, nos salen con el choro de que ‘se multará a los proveedores por no haberlo entregado en diciembre’. Pues ¿Quiénes creen que somos? En tanto no se rindan cuentas y los presupuestos públicos se manejen a voluntad del que gobierna, nuestro país no cambiará, afirma Juan.
-Válgame Dios, pos’ sí que estas enojado, apostilla Memo.
-Encima, en el juego de las corcholatas, más bien gelatinas, están gastando dinero del erario sin limites, a ciencia y paciencia de los órganos que auditan el gasto gubernamental. ¡Se pasan!, exclama Juan.
-Pero, ¿ves algo positivo?, pregunta Memo.
-¡Claro! Es alentador que, al parecer, los ciudadanos estamos tomando conciencia de nuestros deberes cívicos. Muestra de ello fueron las concentraciones realizadas en muchas ciudades para defender nuestro voto y la autonomía del INE, así como para respaldar a la Suprema Corte de Justicia, ilustra Juan.
-Por cierto, su nueva presidenta ha mostrado tener los arrestos para poner un alto a las pretensiones del presidente de modificar las leyes electorales para manipularlas a su antojo. Si esa mujer hace lo que debe, habremos de levantarle un monumento, claro, con la falda larga. ¡Ja, ja, ja!, ironiza Memo.
-Mira, para que no digas que veo todo mal, creo que las Chivas, nuestro odiado rival, están dando un buen campeonato, dice Juan.
-¡No friegues! Yo estoy hablando seriamente, riposta Memo.
-No te enganches, solo lo dije para que se te bajara la espuma. Dice Juan entre carcajadas. Por cierto, ¿ya viste en que acabó el affaire de Tesla?
-En lo de siempre, dice Memo. López Obrador atendió diligentemente las ‘peticiones’ que vienen del otro lado de la frontera norte. Les tiene pánico a los gringos y aunque grite para lavarse la cara, invariablemente cede a sus exigencias. Mr. Musk debe estar feliz. No ha habido, desde López de Santa Anna, presidente más entreguista que este. Ahora nos sale con el cuento de que logró la promesa de que otros estados, además de Nuevo León, sean beneficiados con la millonaria inversión. Como decía Falcón: ‘Aquí están sus babosos’.
-Mientras tanto, veremos cómo se resuelve un asuntito pendiente con Perú: la negativa del ‘presiso’ a entregar la presidencia de la Alianza del Pacifico a los Incas. Hay que estar atentos”, concluye Juan.