Como suele suceder en cada periodo electoral las personas migrantes “sin papeles” avecindados en Estados Unidos son convertidos en moneda de cambio por republicanos y demócratas.
En este contexto queda muy lejos un genuino interés de la clase política estadunidense por brindarles mejores condiciones de estancia en aquel país, por el contrario, los discursos y las prácticas parecen encaminados a sobajar aún más a la población migrante y posarse como una espada de Damocles sobre sus cabezas.
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Al calor de las campañas electorales, Joe Biden y Donald Trump están empecinados en ver quién se muestra más duro con los migrantes.
Lo mismo con la puesta en marcha de políticas antimigrantes desde la Casa Blanca, que con amenazas futuristas planteadas por Trump que se efectuaría en caso de despachar en la Oficina Oval. Son unas vencidas donde la mesa sobre la cual se ejecutan es el lomo de los migrantes.
La lucha electoral no termina entre Biden y Trump, sino que se ha llevado a enfrentamientos entre el gobernador de Texas, Greg Abbott y el presidente Biden por el control de la frontera sur texana.
El primero, insiste en su derecho de defender a su estado y población; mientras el segundo, afirma que la política migratoria es competencia exclusiva de gobierno federal.
Incluso, el gobernador Abbott ha desestimado la orden de la Corte Suprema para que retire los alambres de púas y boyas que ha dispuesto sobre el río Bravo. En eso están mientras los migrantes continúan muriendo en su afán de llegar al vecino del norte.
El diferendo también contaminó las discusiones relacionadas con la aprobación del presupuesto federal, la petición del presidente de mayores recursos para apoyar a Ucrania y a Israel, a lo que los legisladores republicanos han contestado que estarían dispuestos a aprobarlos, si y solo si, la Casa Blanca endurece sus posiciones contra los migrantes y evite su llegada a territorio estadunidense.
Esto ha puesto contra las cuerdas al jefe de la Oficina Oval, quien ha afirmado que podría cerrar la frontera con nuestro país. Una verdadera locura por donde se le vea.
Pero la urgencia es mostrarse contra los migrantes más duro que Donald Trump quien insiste en llevar a cabo redadas y deportaciones masivas de migrantes como nunca se ha visto, una vez instalado en Washington.
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Además de luchar contra Trump, Biden debe detener la rebelión de algunos demócratas en el Congreso por lo que está haciendo contra los migrantes y su apoyo incondicional a Ucrania e Israel.
Mientras esto sucede en el tinglado electoral estadunidense, los migrantes que están cruzando por México pagan hasta 40 mil dólares a “coyotes”, quienes les prometen conseguirles un perdón que impida que sean deportados de Estados Unidos una vez que crucen la frontera.
Quienes ofrecen y cobran por el llamado “paquete de amparos” en Tabasco y Veracruz les prometen a los migrantes cruzar México “con seguridad”, así como ingresarlos a la Unión Americana y evitar su deportación.
Ora como botín electoral, ora como fuente de ingresos para los “coyotes”, las personas migrantes continúan siendo el eslabón más débil de la cadena.
Profesor del Tec de Monterrey
@contodoytriques
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