Mujeres migrantes y empleo

Muchos son los retos que enfrentan las personas migrantes en su búsqueda continua de un lugar para vivir. De esa población, sin duda, las mujeres y los menores de edad son quienes más batallan para conseguir su objetivo.

En el caso de las mujeres, son muchos los obstáculos que deben vencer entre ellos obtener un empleo de calidad.

Lejos de eso, a lo que acceden la mayoría de ellas es a trabajos donde sufren una “descualificación laboral” sistemática, según se desprende del documento Recomendaciones para favorecer el empoderamiento económico de las mujeres migrantes, de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

De cara a la profundización de la feminización de la migración se impone establecer mejores condiciones en los países de arribo para que las mujeres puedan incorporarse al mercado laboral.

En ese sentido, la OIM plantea la necesidad de poner en marcha acciones que ayuden a equilibrar los derechos laborales existentes entre las mujeres migrantes y las trabajadoras locales, así como adoptar medidas respecto a la seguridad social y llevar a cabo la regularización de su estatus migratorio para poder acceder a mejores puestos de trabajo, y evitar la explotación, abuso y acoso laboral.

Desde luego, que estas acciones por parte de los gobiernos implican modificaciones sustanciales en sus políticas públicas y programas sociales, que permitan garantizar mejores condiciones de vida a las mujeres migrantes que optan por permanecer en México y no seguir su camino a Estados Unidos.

Un punto central para ello es la validación de títulos universitarios, de experiencia laboral, habilidades y competencias para quienes lleguen a nuestro país.

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De esta manera, no solo se podrían incorporar al mercado laboral, sino que lo harían en condiciones de mejor cualificación, accediendo como consecuencia a mejores salarios y prestaciones sociales.

Bajo este esquema, la incidencia y el impacto en la economía por parte de las trabajadoras migrantes sería mayor, al producir importantes ganancias para todos los miembros de la sociedad a lo largo de la cadena productiva.

A las mujeres migrantes no solo se les complica el acceso al mercado laboral, sino también obtener algún tipo de crédito o financiamiento en las comunidades de arribo; lo mismo les sucede desde sus terruños donde no pueden obtener recursos de sus gobiernos para establecer algún pequeño negocio y de esa manera detener su huida.

Contrario a esta situación, la realidad que viven las mujeres migrantes dificulta su entrada en el mercado laboral, y en el mejor de los casos logran inscribirse en algún programa social del gobierno federal o una entidad federativa para obtener los recursos mínimos y sobrevivir en México en tanto consiguen un empleo.

Desde luego, la apuesta no debe ser que vivan de los apoyos de los programas sociales, sino que generen los recursos necesarios para vivir con dignidad, y eso, a querer o no, solo se obtiene mediante un empleo de calidad.

Profesor del Tec de Monterrey

@contodoytiques