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narcocorridos atacar el origen
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En 1978, Ramón Ayala y los Bravos del Norte grabaron “El Corrido de Gerardo González”. Una de sus estrofas decía: “Ya todos sabían que era pistolero / ya todos sabían que era muy valiente / por esos las leyes, ni tiempo le dieron / el día que a mansalva y cobardemente, le dieron la muerte”.

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En esta canción, el popular grupo norteño cuenta que al tal Gerardo le temía la policía y refiere que se fugó de una cárcel en Brownsville para regresar a Reynosa, Tamaulipas su pueblo querido. También revela que fue pistolero de Chito Cano, un traficante de armas al que Ramón Ayala le dedicó su corrido: “Año del 71, el mes de octubre corría / En Reynosa, Tamaulipas, al despuntar nuevo día/ hirieron a Chito Cano, no se sabe quién sería”.

En el tema, Los Bravos del Norte cantaban que con un balazo en la espalda, todavía se reía y rematan: “No los creía tan cobardes, hampones o policías / me pegaron por la espalda, de frente no se podía”.

“Chito Cano” se llamaba Rodrigo Ángel, un traficante de armas que en los sesenta cobró notoriedad por ser proveedor de los grupos guerrilleros y más tarde armó a los nacientes cárteles de la droga.

Después de permanecer cinco años en la cárcel y 39 años condenado a una silla de ruedas después del ataque que Ramón Ayala convirtió en canción, el personaje murió víctima de una neumonía y no por las balas, también en octubre pero del año 2010, después de dedicarse los últimos años de su vida a ser un promotor musical.

En los setentas, Los Tigres del Norte popularizaron canciones como “Contrabando y Traición”, “La Banda del Carro Rojo” y otras más, donde exaltaban episodios de traficantes de drogas, con lo que inauguraron el subgénero de los “narcocorridos”.

Como buen norteño yo crecí escuchando y cantando estas canciones. No solamente eso, sino que en los inicios de mi actividad periodística, entrevisté a Ramón Ayala y a los hermanos Hernández, que conformaban Los Tigres del Norte.

Hoy, a la luz de la “metralla” que se dispara contra los grupos o artistas que cometen la osadía de hacer “apología de la violencia” con las letras de sus canciones, no puedo menos que hacer un recuento de lo que sucedía en aquellos tiempos cuando coreábamos los temas de pistoleros y narcotraficantes.

A principios de los setenta, era el estado mexicano uno de los generadores de violencia con la llamada “guerra sucia” desatada contra grupos guerrilleros. Según estadísticas de casos documentados, entre 1962 y 1982, unas mil 200 personas fueron desaparecidas por agentes del gobierno.

En este período también se reseñan detenciones arbitrarias, torturas y ejecuciones extrajudiciales contra disidentes de izquierda, como la Liga Comunista 23 de Septiembre, Lucio Cabañas y Genaro Vázquez.

A fines de los 70 y principios de los 80, comenzaría a registrarse también un aumento de la actividad del narcotráfico y en la violencia, especialmente por pugnas internas.

Al margen de estas referencias, lo que se ha vivido en las dos últimas décadas, no tiene comparación. En 2011 se registraron en el país 27 mil asesinatos y para 2019, fueron ya 36 mil homicidios.

La decisión que han tomado gobiernos estatales y municipales de sancionar a grupos musicales por hacer apología de la violencia con sus canciones, no resuelve el fondo del asunto.

En una excelente aportación, Cahterine Héau Lambert, una estudiosa de los corridos y de la música popular mexicana de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, analiza el gusto de los jóvenes por los narcocorridos y la censura que se impone a este género ahora conocido como “regional mexicano”.

Concluye que el narcocorrido es síntoma del profundo malestar social que se vive en México, pero no la causa de la enfermedad, “como algunos pretenden, sino en todo caso uno de sus reflejos o efectos”.

Dicho de otra manera, si este tipo de música censurada por hacer “apología de la violencia”, es un reflejo de la violencia presente en el país, el estado tendría que librar una batalla con el origen de la misma y no pelearse con los espejos.

Lo invito a que me lea, escuche y vea en www.paraleloveinte.com

martinezmcarlos@hotmail.com

*Columna publicada en: https://www.milenio.com/opinion/carlos-martinez-macias/sin-pedir-audiencia/narcocorridos-atacar-el-origen-no-el-reflejo


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