El 11 de octubre, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo recibió en Palacio Nacional al rector de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Villanueva Lomelí. Esta es una buena noticia. Sobre qué hablaron, solo ellos lo saben.
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Podemos especular si el propósito fue invitar a la primera magistrada a la 38 edición de la FIL, si el tema fue el futuro de la U de G (es del dominio público el interés del gobierno de la República en influir en el sistema educativo nacional) o si él fue convocado para proponerle incorporarse al nuevo gabinete.
Ya lo sabremos, no corre prisa. Sean cuales fueren las razones para entrevistarse, el hecho es alentador, más aún porque no es un secreto que, durante el sexenio anterior, hubo discrepancias y tensión en las relaciones entre el Gobierno de México y la máxima casa de estudios superiores de nuestro estado.
Es verdad probada que, a mayor inversión en educación, mayor capacidad de desarrollo económico, tecnológico y social de las naciones.
Los países con mejores niveles de vida son los que más invierten en la formación de su gente: Noruega, Israel, Singapur, Australia, Inglaterra, Nueva Zelanda, Japón, Finlandia, Costa Rica, Corea y Chile, entre otros.
Existe una relación de causa y efecto entre la calidad de los egresados y los recursos financieros aplicados. El futuro personal y colectivo están condicionados por la integración del talento, inteligencia, conocimiento y esfuerzo a la construcción del edificio social.
En el caso de nuestro país, las instituciones educativas son públicas o privadas. Las primeras se mantienen con nuestros impuestos; las segundas, con aportaciones, vía cuotas, que son cubiertas por los ciudadanos.
Necesitamos homogenizar la calidad de la enseñanza entre ambos sistemas. Por lo tanto, es prudente, sensato y conveniente mantener excelentes relaciones con quien administra el presupuesto federal, conciencia hecha de que las asimetrías, objetivos y responsabilidades entre ambas instituciones son enormes.
La política, por su parte, tiene como propósito resolver los problemas y contradicciones e intereses de los seres humanos en los diferentes escenarios de la vida. Para eso y no para otra cosa sirve. Cuando se rompe la armonía y las buenas maneras se pierden; lo que permite restablecer el orden y la funcionalidad social es la política. Puede más una gota de miel que un tarro de hiel.
Por curiosidad, analicé la fotografía de los personajes señalados que la dirección de comunicación social de la presidencia publicó al concluir, según es costumbre, este tipo de reuniones. El lenguaje corporal los muestra afables, relajados y complacidos del resultado. Ella sonriente, tranquila, bien vestida. Él, se presenta un poco tímido, vestido con aires de estudiante y las manos juntas, como que aún no se acostumbra a la parafernalia de los grandes salones. Ya tendrá tiempo.
Por lo pronto, para quienes habitamos nuestro estado, el fortalecimiento de los vínculos entre nuestra alma mater y el gobierno federal, repito, es una buena noticia. Esperamos que en las relaciones entre el gobierno de Jalisco, presente y futuro, con el gobierno de la República, triunfe la política.