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Prisciliano Sánchez, la otra historia

Prisciliano Sanchez monumento
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En la pequeña población de Ahuacatlán, hoy municipio de Nayarit estado de la República mexicana, nació Prisciliano Sánchez Padilla un 4 de enero de 1783, quien habría de ser más tarde el Primer Gobernador de Jalisco, y paralela a esta  distinción habría de ser  también, el padre o creador del sistema Federalista que desde entonces rige los destinos de nuestro país.

Huérfano de padre desde los seis años, Prisciliano habría de luchar contra la adversidad que se genera al perder al jefe de la familia  y posteriormente enfrentarse a su condición de huérfano y desheredado.

Circunstancias que en el México colonial y aún en el que vivimos, representa por sí mismo un reto de indescifrables espectros, que sólo la voluntad y un alto sentido de la pasión por  la vida  y de su rigor y apego a los conceptos e idea  que adquirió en su juventud e infancia, lo hicieron sobrellevar los retos que la sociedad de su tiempo le habían planteado.

Desde muy temprana edad Prisciliano supo adaptarse a un difícil y desafiante modo de vida, al cual lo había conducido el destino con todas las desventajas señaladas por su condición de criollo sin la estampilla de noble. 

Inmerso en esta realidad de difícil traducción a la época en que nos desenvolvemos, se puede observar que Prisciliano Sánchez fue un hombre atemporal que habitó dos mundos convergentes en una misma encrucijada.

Prisciliano Sánchez
Retrato de Prisciliano Sánchez

Primero lo veremos adoptar una  actitud sumisa y reverente, resignado a soportar el peso de una cultura decadente, atada al lastre del Medievo  con la  cual la Colonia  de la Nueva España   invadía  todos los ángulos de su universo material y espiritual, pero poco después valiéndose de su insaciable curiosidad y de una firme disciplina en sus estudios, logró hacerse de una vastísima cultura, que asociada a su privilegiado intelecto, le harían alcanzar el carácter del gran genio creador que terminaría  por deslumbrar a los  ilustrados de su época.

Ya habría pasado cerca de una centuria desde que Fray Antonio Alcalde, en un intento por aminorar las condiciones de miseria y de atraso cultural en los que se desenvolvía Guadalajara, de su propia pecunia  estableció  en los nacientes linderos citadinos, escuelas de enseñanza elemental para niños y niñas, circunstancia  que no sólo no se reflejó en mejoras en la forma de ser de la sociedad tapatía, sino que se acrecentaron estas infamantes condiciones, sobre todo en la población de más escasos recursos.

Luis Pérez Verdía

En el texto Historia del Estado de Jalisco de Luis Pérez Verdía se puede leer en su tomo ll, Guadalajara, capital del reino de Nueva Galicia, en la época en que se proclamó la  Independencia, era una ciudad  modesta y bien  hallada con el gobierno colonial porque el atraso intelectual en que se encontraba y su absoluto aislamiento habían hecho hasta allí  imposible  toda aspiración. 

Biografía de Luis Pérez Verdía

Esto en alusión a la mansedumbre del ciudadano común y a su apatía hasta cierto punto en la participación de cualquier movimiento tendente a lograr cualquier mejora social o política.

Luis Pérez Verdía, hacía estas referencias para señalar la coexistencia de las diversas opiniones que privaban en el seno de la elite  novogalaica, con respecto al torbellino de ideas que se iban formando entre los más ilustres pobladores de este rincón de la patria, entre las que resaltaban la idea de una sociedad independiente  del dominio imperial y la natural propensión a vivir de sus propios recursos y con apego a sus tradiciones.

Para Luis Pérez Verdía, este atraso cultural y cívico de Guadalajara se debía fundamentalmente a la carencia de sistemas educativos y a la presencia de un clero empoderado que impedía todo avance en el conocimiento y en todo tipo de ideas que no surgieran de los dogmas y de sus creencias.

En toda la ciudad no había más que una escuela pública de primeras letras, sostenida por el Consulado y los particulares apenas  podían confiar la enseñanza de sus hijos a algún pedagogo que  alternaba sus lecciones  con algún trabajo u oficio diferente.

Respecto al tratamiento de los niños, era duro porque imperaba la regla de que la letra con sangre entra, y en la escuela particular el profesor tenía un pobre muchacho a quien daba constantemente de azotes para amedrentar a los niños que pagaban su pensión.

Resultado de esta ignorancia sigue narrando Luis Pérez Verdía era el fanatismo que dominaba en todas las clases sociales y en todos los pueblos (. . .) Los ricos asistían a misa los domingos (. . .) hacían ostentación de piedad (. . .) y cuidaban mucho de exterioridades (. . .) Los infelices indios no conocían la religión, sino la superstición; confundieron  siempre el culto de las imágenes con la idolatría.  

Prisciliano, monje franciscano

En este ambiente que narró Pérez Verdía se desarrolla la vida de Prisciliano Sánchez, por lo que era un imperativo que para alcanzar un grado de cultura significante en la sociedad, los jóvenes ingresaran a los seminarios  para seguir la carrera sacerdotal.

Dentro de ese medio Prisciliano es por un tiempo monje franciscano condición  que abandonó para ingresar después al Colegio Tridentino y finalmente a la Real Universidad de Guadalajara.

La revolución de Independencia había formado una vorágine de insurrección en todos los estratos de la sociedad colonial, Prisciliano toma las armas por la causa de Hidalgo, no se adhiere al emperador Agustín de Iturbide, permanece recluido en sus negocios en los terrenos de Ahuacatlán.

Pero pronto su actividad cambia de nuevo de rumbo, la coronación de Iturbide como emperador de México inicia de nuevo los debates  y discusiones “pues en el seno del Congreso se pedía la expedición de la Convocatoria para integrar un nuevo cuerpo colegiado que respondiera a los propósitos  independentista de la población, ya que a falta de un ordenamiento surgido de los acuerdos entre  los ejércitos beligerantes, la Constitución de Cádiz, que en esencia  era totalmente liberal, seguía rigiendo los destinos del país”.

Al expedirse la citada Convocatoria, Prisciliano es nominado como representante de Jalisco al Congreso Constituyente de la nueva nación que nacía después de años de luchas intestinas y de enfrentamientos incluso con los residuos de la nobleza que intentaban mantener sus privilegios y el dominio sobre la población de la Nueva nación que se vislumbraba.

La tarea de Prisciliano en el seno del Congreso además de instrumentar los elementos jurídicos que darían vida al proyecto del Acta Constitutiva de la Federación, trabajaba sin descanso en la elaboración de lo que sería su obra cumbre El Pacto Federal de Anáhuac, documento que sería a la postre la base de la Nueva Constitución Federal de la República Mexicana.

“El Acta Constitutiva de la Federación Mexicana no era otra cosa que el anticipo de las bases y los postulados del modelo de organización política  que  habría de  contener la futura Constitución Federal (…) Este documento es el más  fiel testimonio de la capacidad creativa de Prisciliano Sánchez, pues habría de dejar ahí  su impronta como legislador y gran orador al ser el eje principal de su redacción. El 31 de Enero de 1824  El Congreso  Nacional Constituyente habría de aprobarla”.

Pocos ciudadanos en Guadalajara tenían conocimiento de lo que significaba el sistema federal, y al saberse que se implementaría en todo el país, un torrente de opiniones tanto de aceptación como de rechazo, inundaba los clásicos lugares de reunión de los tapatíos en los muros de las fincas del centro de la ciudad, aparecían panfletos impresos apoyando o denostando las consecuencias del novedoso sistema que se había aprobado  por el Congreso Federal.

Cansado y considerando que su función en el marco nacional había concluido, el destino lo llama a Guadalajara para que ahí intente construir o crear las bases del sistema federalista que había alentado y promovido en la Capital del país.

Han quedado al margen de este trabajo sus afanes por construir un Estado moderno, con sistemas de educación para todos los pobladores sin importar raza, color o condición social.

En su función como gobernante estuvo al cuidado de que los sistemas judiciales operaran de acuerdo al derecho  y la justicia, modernizó también los sistemas recaudatorios de la hacienda pública, y especial empeño tuvo en continuar la labor de fray Antonio Alcalde, al incorporar el Hospital de Belén al presupuesto estatal, terminó con los privilegios de la iglesia en todos los ramos donde había tenido injerencia durante tres siglos, en la educación, en la propiedad de la tierra, en los registros de la población y en los cementerios.

Sin embargo, el creador del sistema Federal mexicano, el primer Gobernador Constitucional de Jalisco, el gran orador y legislador, no ha tenido en su patria chica ni en la patria grande un reconocimiento en la dimensión de sus obras.

Del Texto Prisciliano Sánchez de Marco Antonio Contreras se transcribe el siguiente epitafio:

“Prisciliano Sánchez ha sido un héroe olvidado (…) No encuentra ni tumba ni monumento, su vida y obra reposan en la penumbra, su signo y legado se hallan condenados a no significar nada. El inmortal Sánchez sufre hoy la condición de un héroe desamparado. Falta un público ilustrado y agradecido que le reanime y le fortalezca; de lo contrario, su memoria  se perderá  completamente, muy a pesar  de los mil títulos por los que JALISCO Y LOS JALISCIENSES le debemos honores”.

Hoy,  a casi dos siglos de su partida, quienes aún advertimos su presencia y sentimos su influjo estamos obligados a preservar y difundir el enorme legado que nos entregó el exceso de su generosidad; luego,  sí en  verdad somos agradecidos, debemos enaltecer y eternizar  su memoria.


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Jesus Rodriguez Gurrola

por Jesus Rodríguez Gurrola

Doctor en Letras Románicas en a Universidad Paul Valery de Montpellier, Francia. Profesor huésped de la Universidad de Varsovia, Polonia y de la Universidad de Hamburgo, Alemania Federal. Profesor emérito de la Universidad de Guadalalajara. Columnista durante 28 años de El Occidental.

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