Ayer, ante miles de simpatizantes que atiborraron la plancha del Zócalo y calles aledañas, la presidente Claudia Sheinbaum Pardo, señaló: “Se han empeñado en separarnos, en que rompamos. Su objetivo no es otro más que el acabar con el movimiento de transformación, que nos dividamos. Pero eso no va a ocurrir, porque compartimos valores: honestidad, justicia y amor al pueblo de México. Porque compartimos proyecto: Humanismo Mexicano y porque no llegamos al gobierno sólo para administrar; llegamos para seguir transformando la Nación para el bienestar del pueblo…”.
Te podría interesar:
Gobiernos de contradicciones e improvisaciones
Así se refería Sheinbaum Pardo a su relación con el ex presidente Andrés Manuel López Obrador y la postura de sus detractores.
Sin duda tiene razón, pero no sólo sus adversarios externos pretenderían “acabar con el movimiento de transformación”, sino que parece que sus mismos correligionarios tienen el mismo propósito ante su resistencia y oposición a construir la unidad; su ambición por tener el control del partido en los estados -como Jalisco, que es un ejemplo claro de esto-, recurriendo a presionar y hasta amenazar a quienes osen actuar en el sentido contrario a quienes se sienten “dueños” de él o a quienes manifiestan su preferencia por perfiles o corrientes que le son contrarios; su soberbia que los lleva, en los hechos, a cuestionar o a no acatar las instrucciones, las indicaciones o la “línea” provenientes de la dirigencia nacional porque no conviene o se contraponen a sus intereses…
Mucho de esto se ha denunciado en torno a la celebración de las asambleas municipales para la integración de los comités seccionales en las que se han dado casos no sólo de manipulación del proceso, sino de amenazas e, inclusive, de lo que aseguran que han sido “secuestros exprés” para quienes no responden a los intereses de quien o quienes pretenden tener el control de esos comités seccionales, principalmente en municipios del interior del Estado, particularmente en la zona Norte y Sur.
También se registra el hecho de que se engaña a quienes se les da el encargo de ser Mentores y sacar a como dé lugar los comités seccionales favorables para quienes tienen interés particular en algunos municipios, prometiéndoles que si logran cumplir con la encomienda serán ellos los candidatos a las presidencias municipales en el 2027.
Otras irregularidades anotadas son que mientras las reglas del partido MORENA establecen que los regidores deben de ser Mentores de estos consejos en sus propios municipios, a varios de ellos, en muchos casos a regidoras, se les envía a serlo de municipios vecinos, con las inconveniencias no sólo de recorrer muchos kilómetros de su lugar de origen, sino de correr serios riesgos por la inseguridad en las carreteras y, en no pocas ocasiones, llegar a su destino y encontrarse con que ningún morenista hizo acto de presencia en los lugares establecidos como el lugar sede para la integración de estos comités seccionales.
Todo esto, además, sin contar con la disputa territorial en la zona metropolitana entre los diversos liderazgos en donde se amenaza a quienes hacen acto de presencia en eventos o reuniones de quienes consideran sus adversarios dentro del partido o se busca boicotearles esos encuentros.
Por todo esto, la presidente Claudia Sheinbaum, y en especial la dirigente nacional de MORENA, Luisa María Alcalde Luján, deben de tener en cuenta que no sólo sus adversarios buscan “acabar con el movimiento de transformación”, sino que parece que al interior de su partido, que sus propios correligionarios, tienen el mismo objetivo, y por eso es que en entidades como Jalisco el Movimiento de Regeneración Nacional es rechazado y hasta repudiado, pues hay quienes insisten en practicar el papel de “caballos de Troya”.
Y si no, al tiempo…
*Columna publicada en: ¿Quién quiere acabar con el movimiento de la cuarta transformación?