Son múltiples las señales de debilitamiento de Movimiento Ciudadano (MC) que se aprecian al momento, dentro de ellas podemos hablar, que es un partido cuestionado, desde sus orígenes, los gobiernos y los grupos qué han crecido dentro, que ahora manifiestan claras muestreas de agotamiento.
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Sumado a lo anterior podemos observar el interés del gobierno federal, que al tomar el control de los órganos electorales necesariamente afecta a las corrientes de oposición, que amenaza con decisiones discrecionales los resultados de la pasada elección.
Pasa el tema por los conflictos internos del partido en Jalisco, la deficiencia de las administraciones, el debilitamiento de la corriente original, de la que Enrique Alfaro es el líder.
Además un elemento que al parecer ni ellos mismos han tomado en cuenta, la ausencia de estrategia y operación de comunicación, empezando por la cerrazón y la necedad de sus líderes.
Lo que es peor, a sus propios errores se suma no haber sabido contrastar la administración estatal con las anteriores, en especial con las de Aristóteles Sandoval y Emilio González, que cometieron graves abusos que nadie les señala a estas alturas.
Basta observar el desgaste de la seguridad pública, la asociación con la delincuencia organizada y la enorme corrupción e impunidad a partir de la prevención de los delitos, la procuración y la administración de justicia, como de la readaptación de infractores y su pervertido autogobierno de los reclusorios.
Tampoco se ha establecido un parámetro entre el derroche de cuarenta mil millones de pesos de Aristóteles Sandoval y el endeudamiento de Enrique Alfaro, como consecuencia del agotamiento de los recursos financieros del gobierno estatal.
Dicha falta de comparación también tiene su origen en el manejo indiscriminado por la actual administración de los recursos financieros, hecha con oscuridad, deliberadamente para beneficiar a ciertos segmentos afines al gobierno.
La recuperación de Movimiento Ciudadano en Jalisco o si se quiere de la corriente política que encabeza Enrique Alfaro, pasa por el liderazgo débil del partido, de la corriente y de su líder.
Además empezaría con retraso, por la dificultad para posicionar un gobierno en su declive y parte final, aunado a enfrentar un empecinado golpeteo del gobierno federal.
Igualmente, la necesidad de mostrar caras frescas y novedosas, lejanas a las corruptelas que han mostrado las administraciones municipales y los funcionarios del gobierno del estado.
En el caso de su líder tradicional, es necesario que muestre una actitud de menos cerrazón y comprensión de la ciudadanía, posición que adoptó desde la administración de Guadalajara, que lastimó a importantes sectores.
Pero en especial debe generar una imagen tolerante y humana, contraria a su actitud actual que provoca rechazo social y que ha agravado en los últimos años, a partir de la administración estatal.
El pago de los costos le toca ahora a Pablo Lemus, que también ha hecho lo suyo en Zapopan y Guadalajara en negocios inmobiliarios y de construcción, a costa de las administraciones municipales, lo que le creó una imagen de negociante antes que de líder social, misma que se le veía cuando inició su vida pública.
Menuda tarea espera a los líderes de esa corriente, un drástico cambio de actitud y conducta, difícil de realizar para cualquier persona, más aún en momento de crisis, regresar a una posición honesta, eficiente y humilde.
[…] ¿Se recuperará MC en Jalisco? […]
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