Como secuela fatal de los abusos, complicidades y errores en la Seguridad Pública, seguirá la suerte de los jaliscienses sin duda en el nuevo periodo. Violencia desenfrenada, impunidad de las bandas y más desaparecidos, desgraciadamente es el presagio.
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Las señales de la administración de Pablo Lemus
Era de esperarse esa ruta, con las características del nuevo gobierno, cuestionado el gobernador actual durante el proceso electoral, con severas resistencias de la actual Presidenta, un alto endeudamiento público y una fuerte contaminación de las corporaciones y de la Fiscalía actual, por la delincuencia.
El nombramiento del Fiscal General pasa por dos etapas, tener el perfil adecuado y lograr consenso con los otros partidos, para obtener las dos terceras partes de los votos en el Congreso del Estado.
Logró lo segundo, los resultados definirán si tenía lo primero, prueba difícil de pasar.Es un mal crónico de Jalisco el desempeño de la Procuración de Justicia, que aún más, ha ido de la mano necesariamente de la contaminación de las corporaciones policiacas, para este caso de la antigua Policía Judicial del Estado, ahora conocida como Policía Investigadora.
Sin duda el momento de mayor contaminación de ambas fue en la década de los ochenta, cuando se entregaron completamente en manos de la delincuencia organizada, en aquel momento del Cartel Guadalajara y que quien operaba con total libertad dichas instancias era Rafael Caro Quintero.
De ahí en adelante ha ido la Procuración de Justicia cayendo en picada, el mejor logro se realizó a raíz del secuestro del hijo de Vicente Fernández, que ante la incompetencia de los funcionarios se tuvo que recurrir a una unidad de la Policía Investigadora de Chihuahua, que formó una escuela para enfrentar los secuestros en Jalisco y que es de lo poco rescatable de la actual Fiscalía y la Policía Investigadora.
Ante esos antecedentes es difícil encontrar personal profesional, en el entorno de lo que han sido los gobiernos de Movimiento Ciudadano, además de haber sido cuestionados severamente en su integridad, ante la incompetencia y complicidad mostrada frente a los distintos grupos de la delincuencia.
Así en estas condiciones Pablo Lemus no tiene alternativas, eso pensando que tuviera realmente un interés por enfrentar el grave problema que azota a los jaliscienses.
Las dudas
Lo primero que debe cuidar es la distancia entre sus funcionarios y la delincuencia.Ante la incertidumbre surgen algunas preguntas:
- ¿Que podría hacer una Fiscalía Estatal en el remoto caso de que fuera competente y tuviera el perfil necesario, ante las policías Estatal y municipales preventivas, sin capacidad, organización, ni integridad, para generar las condiciones primarias de operación de la investigación criminal?
- ¿Qué se podría hacer ante un Poder Judicial, en proceso de construcción, que se aprecia tendrá graves deficiencias?
- ¿Qué se haría con un corrompido sistema de readaptación social, entregado desde con Emilio González al autogobierno o control por la delincuencia organizada?
Podríamos seguir con este hilo de argumentos, ante la evidente imposibilidad de crear las condiciones de mejora de la Procuración de Justicia, de una sociedad que lo demanda y necesita con urgencia.