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sin educacion no hay futuro
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Después de la seguridad, la responsabilidad más importante del gobierno es la educación: sin ella, no hay futuro.

Desde pequeño, despertó mi curiosidad que, entre los nombres de intelectuales, creadores de arte, científicos y pensadores, se encontraran tan pocos mexicanos.

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¿Por qué, entre los notables del mundo, aquellos que han recibido reconocimientos internacionales como los premios Nobel, Pritzker, Pulitzer y Cervantes, entre otros, solo figuran algunos de los nuestros?

México ha obtenido tres de 625 Premios Nobel: Octavio Paz, Alfonso García Robles y Mario Molina. Del total de premios Pritzker (equivalente al Nobel en arquitectura), Luis Barragán —por cierto, tapatío— ha sido el único mexicano en ser galardonado.

¿Es que hay naciones superiores o el CI de los habitantes de los países desarrollados es más elevado? Definitivamente no. Lo que sí hay son visiones de futuro distintas, una ética política diferente y un compromiso social indeclinable entre quienes forman una nación con el fin de progresar.

La educación es el reflejo de quienes somos y de las prioridades de nuestro gobierno. La correlación que existe entre gasto en educación y mayor eficiencia terminal es clara: a mayores recursos invertidos (infraestructura, salarios, apoyos a maestros, etc.), mayor calidad educativa y mejores ciudadanos.

No es casualidad que los países más desarrollados tengan mejores sistemas educativos y de investigación.

En Japón, EUA, China, Singapur y las naciones europeas aplican el 10% o más de su PIB, en México apenas el 4%.

Como resultado de la Revolución Mexicana, se planteó la necesidad de desarrollar el campo e impulsar la industrialización del país. La palanca para lograr esos objetivos fue la educación. La Escuela Rural Mexicana con sus Misiones Culturales, imaginadas por Vasconcelos, y la creación de escuelas técnicas agrícolas fueron el instrumento para la modernización del campo.

La universidad pública y los institutos tecnológicos, al igual que las Escuelas de Arte Industrial tuvieron a su cargo la preparación de los cuadros para impulsar la construcción del aparato productivo.

Todo iba bien hasta que la SEP dejó de cumplir con su responsabilidad y, lejos de calificar a niños y jóvenes para incorporarse como actores del progreso, se convirtió en una máquina productora de votos.

Es penoso observar cómo los “maestros” de la CNTE invaden la Ciudad de México para chantajear a un gobierno sin autoridad moral —del que son cómplices—. Mientras, el SNTE se encuentra atrapado por sus componendas con el poder.

Después de la seguridad, la responsabilidad más importante del gobierno es la educación: sin ella, no hay futuro. Podríamos agregar que uno de los adjetivos que acepta la democracia es el de “educativa”, entendiéndola como el acceso a las oportunidades y bienes culturales sin distinción de origen, lugar de nacimiento o clase social.

Sin educación, no hay futuro

El desarrollo de una nación requiere que el sistema educativo forme ciudadanos, en toda la extensión de la palabra. Hombres y mujeres libres, capaces de agregar su inteligencia, esfuerzo y voluntad a la mejor de las causas: hacer de México un país justo, generoso, en el que reinen la armonía y la solidaridad, la paz y una convivencia sana y pacífica entre quienes compartimos un destino común que llamamos Patria. El reto es formidable.

*Columna publicada en: https://www.informador.mx/ideas/Sin-educacion-no-hay-futuro-20250713-0097.html


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