Aquí me tienes, tratando de encontrar temas agradables de la vida sobre los cuales platicar contigo, porque, en verdad estoy un poco cansado de que diario hablemos de las mismas cosas; por cierto, no necesariamente las más edificantes.
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Antes, Alfaro contra las alianzas, ahora…
Podríamos, por ejemplo, hablar sobre la maravillosa experiencia de exponer nuestra cara a la lluvia y sentir las gotitas de agua recorriéndola, admirar el amanecer o la puesta del sol, aspirar el aroma de las plantas y de las flores o dejarnos llevar por el deseo, siempre grato, de compartir plática sobre asuntos irrelevantes, acompañados de un buen café que, sorbo a sorbo, estimule nuestro sistema circulatorio, excite la imaginación y, con ella, la ilusión de vivir.
Podríamos, aunque para algunos resulte un poco cursi, hablar del amor -el más noble de los sentimientos- que nos une a la ciudad, la familia, los amigos y al dolor, su inseparable compañero.
En la confluencia de las Av. Patria y las Américas, Ángel Buenrostro vende dulces. Es un joven que perdió su brazo y pierna izquierdos en un accidente. Camina ayudado de una prótesis. Me impresiona su alegría de vivir.
“Si Dios no me quisiera, ya me hubiera recogido…” y agrega, “aquí veo pasar todo tipo de coches. Y ¿sabe qué? Todos son iguales, los de los pobres y los de los ricos, y sirven pa’ lo mismo”. No envidia a nadie, no tiene prisa, vive y deja vivir. No es un tonto. Reflexiona y concluye: “la vida es un privilegio”.
Somos más los buenos
Hace unas semanas vivimos la tragedia que es para una comunidad la pérdida de sus jóvenes. Las expresiones de brutalidad que hemos vivido en los últimos días no nos deben intimidar. En efecto, somos más los buenos y, siendo más los buenos, tenemos derecho a defendernos, a rechazar y a marginar a quienes rompen la armonía que debe existir en la sociedad.
Para eso -y no sólo para cobrar impuestos- están las autoridades políticas. Por lo visto, la inercia del subconsciente me empuja sobre aquellos temas que quiero evadir. “La cabra tira al monte”.
Vida es movimiento
La vida es movimiento. Siendo tapatío:
- ¿Has vivido la experiencia de recorrer el baratillo o el mercado de antigüedades que, domingo a domingo, se instala en la Av. México entre Chapultepec y las Américas? Puedes, de repente, encontrarte con una baratija que adorne tu casa.
- ¿Cuánto hace que no vas al zoológico o caminas por las calles del centro de la ciudad, admiras la belleza de nuestra barranca o vas al bosque de la Primavera?
- ¿Te has dado tiempo para visitar a tus enfermos, convivir con tus amigos, llevar un ramo de flores a la persona que amas o a quienes se adelantaron en ese tránsito inevitable entre el nacimiento y la muerte?
- ¿Te das cuenta de que la prisa nos está ganando?
Estamos perdiendo la oportunidad de vivir porque la intolerancia y la violencia se han instalado entre nosotros. El egoísmo puede hacer estragos. Reconciliémonos con nosotros mismos, recuperemos la conciencia y, con ella, el sentido de la vida.
*En Memoria de Ramón Álvarez “El Ruso”, amigo excepcional y último eslabón del México profundo.