Si buscáramos el peor ejemplo de desarrollo urbano del país, sin duda Tlajomulco sería uno de los destacados.
Desde el año dos mil ha sido señalado como uno de los municipios de mayor crecimiento, incluso de América Latina. La anarquía ha sido su característica y en ello las autoridades tienen medalla de oro.
El fenómeno no ha sido espontáneo, fue dirigido por quienes hacen de ese desorden un negocio, el diseño viene de finales de la década de los noventa, en que el gobierno del estado de Acción Nacional y el Congreso del Estado compuesto en ese momento por fracciones del PRI, el PAN y el PRD, pusieron especial empeño en distorsionar la normatividad y los órganos jurisdiccionales, para facilitar los irregulares negocios.
Los diputados locales de los tres partidos, con honrosas excepciones pusieron especial empeño en la tarea.
Te recomendamos: La desprestigiada elección municipal de Tlajomulco del 2021
Intereses inmobiliarios
Tlajomulco duplica su población cada diez años, hasta agotar la superficie de su territorio y como consecuencia la destrucción de sus recursos naturales, en perjuicio no solo de quienes habitan el municipio sino afectando toda la Zona Metropolitana.
Con un desarrollo acelerado por los intereses inmobiliarios desbocados, han destruido todo a
su paso, incluyendo los derechos a zonas verdes y espacios de recreación, tan necesarios para niños y jóvenes, en una de las comunidades con mayor número de ellos.
Las familias bajo ese desorden mantienen un estatus de indefensión, sin espacios para su desarrollo personal.
Abuso tras abuso de los desarrolladores en asociación con las autoridades municipales, Tlajomulco es el peor ejemplo de inconciencia de cuando menos los últimos 23 años y todo indica que lo seguirán haciendo con la complicidad de los gobiernos estatales.
Destruyeron el entorno y la vida de Cajititlán, acabaron con la vialidad de la avenida López Mateos, agotaron las reservas territoriales, invadieron extensiones importantes del bosque de la Primavera.
Al agotar los espacios, las reservas acuíferas y las zonas verdes cerraron también las posibilidades de construir parques y unidades deportivas.
Tlajomulco sin agua
Ante la promesa incumplida de Enrique Alfaro, gobernador superficial en turno, de que habrían de incorporar el municipio al SIAPA, para abastecer de agua a sus desarrollos creados sin reservas ni planeación, se incrementó la avaricia por construir.
Te podría interesar: La inseguridad pública en Tlajomulco
Poco importó que el líquido se importara, cuando sus reservas pudieron aportar calidad de vida a los habitantes del municipio.
La consecuencia es que las extensiones edificadas sufren por la falta de líquido y lo sustituyen con promesas, en tanto autorizan nuevos desarrollos. No importa que las casas sean abandonadas ante la falta de servicios, en especial de seguridad pública.
Las familias permanecen indefensas ante la incompetencia y el desinterés de gobiernos municipales, que solamente se preocupan por obtener ingresos de los raquíticos presupuestos y de la venta ilegal de servicios, licencias y permisos.
La población continúa agobiada con problemas económicos, espacios de convivencia y el deplorable transporte público. Por su parte quienes pensaron que Tlajomulco era un lugar privilegiado para vivir e invertir sus ahorros, resultó un fracaso ante la saturación de las vías de comunicación, como la avenida López Mateos.
Los funcionarios preparan discursos y declaraciones que les permitan acumular más bienes y riqueza, ante la complacencia de quienes los protegen. Recursos a costa del municipio, para mantener niveles de consumo y abuso, personal y familiar.