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Medios de comunicación: Su silencio ante las agresiones del Poder

Enrique Alfaro mala relacion medios de comunicacion
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Ayer el gobernador Enrique Alfaro Ramírez se reincorporó a sus actividades luego de una semana de vacaciones, pero llegó con la “espada desenvainada” y una vez más arremetió en contra el medio de comunicación, el periódico El Informador y su dueño, Carlos Álvarez del Castillo, así como en contra de su hijo Juan Carlos, al que llamó “Junior”.

A grandes rasgos les dijo: “Lo que publicaron la semana pasada este grupo de extorsionadores profesionales, encabezados por Carlos Álvarez del Castillo y su hijo junior, es verdaderamente de risa…”, refiriéndose a notas críticas publicadas sobre la inseguridad pública en el estado, el pésimo servicio del transporte público y la contaminación del río Santiago, que no fueron del agrado del Mandatario estatal y que por su reacción parece que lo irritaron en demasía y lo sacaron de sus “casillas”.

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Y luego les envió un mensaje: “Por eso, Carlos Álvarez del Castillo, a ti y a tu hijo les digo: Pueden atacarnos todo lo que quieran, pueden contratar a sus opinadores profesionales disparatados para que sigan diciendo cualquier tipo de barbaridades; pueden tener todas las plumas a sueldo que se les antoje.

La realidad es que no nos hacen nada (…). Si tienen tanta necesidad de recursos, si tan amolados andan, Carlos, les sugiero que busques otra forma de ganarte la vida que no sea ya extorsionando al gobierno; que no necesiten dinero del gobierno para sobrevivir porque, cuando menos, mientras yo sea gobernador no vas a recibir ni un peso del gobierno, así me ataques todo lo que quieras…”.

La animadversión del gobernador Alfaro Ramírez en contra, concretamente, de El Informador, viene desde febrero del 2020 -porque en contra de la mayoría del resto de los medios de comunicación proviene desde 2009 cuando gobernó Tlajomulco-, cuando también a través de un video en sus redes declaró:

“Yo no sé si este repentino cambio de posición tiene que ver con la idea de que este año decidimos no meterle ni un peso, porque tenemos otras prioridades, y como venganza o ajuste de cuentas decidieron emprender una guerra de mentiras contra el gobierno (…). Piensan que así me van a chantajear para contratarles publicidad (…); la respuesta es no, la respuesta es: este gobierno no funciona con chantajes”.

En aquella ocasión como ahora, los “amigos” de Carlos Álvarez del Castillo, propietarios y directores de medios de comunicación jaliscienses, han hecho “oídos sordos” a las agresiones verbales del Gobernador del Estado en contra de “uno de los suyos”.

¿Y la libertad de expresión?

¿Dónde están los medios de comunicación que integran el organismo denominado “Extra”? Nadie ha salido en defensa del dueño de El Informador, ya no sólo por ser un colega ni por el medio de comunicación en sí, sino porque se trata de salir en defensa de la libertad de expresión.

Que lo que publica un medio de comunicación no sea del agrado del gobernante en turno -en este caso Alfaro-, por el sentido crítico de la información, no debe ser motivo para condenarlo ni mucho menos para llamar “extorsionadores profesionales” a sus propietarios.

Y no es el caso salir en su defensa, que no lo necesitan ni es nuestra labor, pero una expresión así es delicada y lo menos que amerita es una denuncia, con pruebas de por medio, ante las autoridades respectivas por parte de quien hace el señalamiento, para dejar asentado que su acusación no es al aire.

¿O de verás los propietarios de los medios de comunicación en Jalisco han recurrido a la extorsión o al chantaje ante el gobierno del Estado?

En aquel febrero del 2020, Alfaro Ramírez advirtió: “Es momento de decirle a los periódicos, a sus dueños, que no pierdan su tiempo; pueden decir todas las mentiras que quieran, en este estado hay libertad de expresión, pero no van a doblar al gobierno (…); este gobierno no acepta chantajes”.

Valga decir que ningún dueño de periódico o cualquier otro medio de comunicación alzó la voz en protesta ni mucho menos le exigió al gobernador que especificara quiénes recurrieron al “chantaje” para no generalizar. Guardaron sumiso silencio.

El gobernador Enrique Alfaro Ramírez va de salida y su papel como gobernante -desde Tlajomulco, pasando por Guadalajara y concluyendo en el Estado-, quedará marcado por su pésima relación con los medios de comunicación y con los periodistas y reporteros críticos que fueron de sus gobiernos.

Pero vale la pena tomar nota de esto, porque deja un mal precedente y no será difícil que los siguientes gobernantes quieran seguir su escuela ante la docilidad de los medios de comunicación y de sus propietarios.

Ojalá y aún haya tiempo de honrar al periodismo en Jalisco ante las arremetidas de quien no acepta la crítica ni a quienes observan, desde las calles, un Estado muy diferente al que ven desde Casa Jalisco.


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