En lo que pareciera ser una historia escrita por distintos guionistas, ahora habría que ver que sigue en la desquiciante historia de Teuchitlán.
¿Habrá más detenidos, hay una investigación real y seria?
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Después de ver el desempeño de las fiscalías, federal y estatal, queda la sensación que solo se está buscando una salida creíble del tema.
Después de tanto tiempo, desde que los medios locales en especial Proceso Jalisco, insistieran en las historias de secuestro y esclavización de adolescentes, bajo la promesa de un sueldo por el Cartel Jalisco, estamos igual, viendo como investigadores y fiscales tratan de urdir una historia creíble, burlándose de los familiares de los desaparecidos y de la propia sociedad.
Las historias burdas construidas a partir de la instrucción de quienes ejercen autoridad sobre los fiscales, éstos sin ningún esfuerzo mienten ante la opinión de todo mundo y se burlan de hechos evidentes. Hasta donde se percibe, se siguen construyendo historias sesgadas para evadir los resultados de una investigación seria.
En tanto se acumulan los desaparecidos ante una sociedad incrédula y la desesperación de los familiares, los nombres y apodos de los autores intelectuales y materiales aparecen en las declaraciones de los medios, sin que nadie tenga certeza de que lo dicho por los fiscales sea cierto.
Envueltos los hechos en procesos de diplomacia de fuerza, ejercida desde el país vecino, los protagonistas buscan afanosamente una salida que los proteja de la opinión pública, a la vez que de los grupos de la delincuencia organizada. Como si ello fuera poco, construyen narraciones que les permita permanecer en el buen ánimo de quienes gobiernan.
Ante la amenaza real de una intervención militar del gobierno norteamericano, el gobierno actual busca afanosamente salidas que la realidad acumulada de abusos de las bandas delincuenciales, no permiten, desatar un nudo creado por los anteriores gobiernos y en la mayoría de los casos, de complicidades no
reconocidas, por los dirigentes de las administraciones públicas y de los organismos de seguridad.
Enrique Peña Nieto acabó en el absurdo de calificar la violencia como una percepción, permitiendo y alentando el robo de combustible de los ductos de hidrocarburos, esperando que las bandas dejaran de cometer violencia.
Originados los hechos en la refinería de Salamanca continuaba por el ducto a Atotonilco, Zapotlanejo, Tlajomulco con el mayor número de tomas. De ahí seguía a Tala contaminando el Valle de Ameca y como consecuencia, lo que ahora les estalla en la cara a los gobiernos, los campamentos de esclavitud forzada de los cuadros de sicarios.
En caso de que realmente los gobiernos quisieran resolver de fondo el tema de la delincuencia organizada, más por la amenaza que por el interés de mejorar la vida de la sociedad, lo primero que se ve en el panorama es la confrontación frontal a los grupos delincuencias, paralelo a ello sería la reconstrucción de los sistemas de seguridad pública, procuración de justicia, administración de justicia y la readaptación social.
Tema pantanoso y complejo, aun más para gobiernos pusilánimes, que solo simulan por el temor de actuar.
[…] ¿Qué sigue tras la detención del munícipe de Teuchitlán? […]
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