Con el mes de febrero inicia la implantación de los aranceles de los norteamericanos. Mismos que no por esperados dejan de ser impactantes en el ánimo de los mexicanos y en las proyecciones de inflación y depresión económica que presagian. Sin embargo,pudieran ser sólo un pretexto para influir en la geopolítica de las grandes potencias, de las que sus principales líneas, el comercio y los energéticos pasan por México.
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Los argumentos son básicamente dos, la inmigración, en especial de latinoamericanos a través de las fronteras de nuestro país y el tráfico de drogas, en especial la conocida como Fentanilo de efectos devastadores en quienes lo consumen. Ambos fueron temas centrales de la campaña electoral pasada, si bien los factores reales corren en paralelo.
Las amenazas también son dos, los aranceles y la intervención directa para enfrentar las bandas que trafican drogas. En especial los gobiernos republicanos han tenido la práctica de invadir países cuando sienten que sus intereses son afectados.
En la década de los ochenta intervinieron en Honduras para detener a Ramón Matta Ballesteros, distribuidor continental de cocaína y también en Panamá para secuestrar a Manuel Noriega, líder de facto del país y traficante de cocaína. Está claro, así que los gobiernos emanados del partido republicano no se detienen en nimiedades, como la soberanía de los estados.
Se aprecia en las decisiones del gobierno norteamericano, dos intereses claros coincidentes con los grupos de interés afines. El petróleo, que significa el regreso al consumo de hidrocarburos a costa de los daños ecológicos, a la vez que se revierten las políticas de energías renovables. El segundo asociado a una estrategia para recobrar la hegemonía económica mundial, revertir la amenaza del antes país socio,
China.
Dentro del contexto no debe menospreciarse, considerando como mera retórica el cambio propuesto del Golfo de México como Golfo de Norteamérica, ya que podría esconder la idea de apropiación del petróleo que subyace bajo el lecho submarino y del que los intereses norteamericanos han venido insistiendo en apropiarse.
Así tras las declaraciones tronantes contra la administración federal mexicana, empiezan a percibirse los intereses de los grupos de poder económico, de lo que no estaría aislado el ablandamiento del gobierno norteamericano con la administración venezolana de Nicolas Maduro, todo por la misma ruta, la del petróleo.
Condimentado con la búsqueda de la hegemonía petrolera, con el afán de debilitar la presencia de la
administración rusa, que ejerce presión en los mercados en especial de Europa, en la dependencia energética.
En una visión global observamos dos amenazas a la hegemonía norteamericana, la tecnológica, comercial y financiera de China y la del recurso energético de Rusia.
Nuestro país queda en medio de ambas, en especial por el acercamiento que la anterior administración mantuvo con sus gobiernos.
Las debilidades nuestras son evidentes, el desprestigio que le genera la endémica corrupción gubernamental, de manera especial con la tolerancia hacía las bandas del narcotráfico. Mismas que se convierten en pretextos valiosos para la amenaza de intervención norteamericana, que no debemos menospreciar por los antecedentes históricos.
[…] Los traumáticos aranceles norteamericanos […]
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