Recientemente hemos vuelto a ver el tema de la Autonomía Universitaria en el entorno de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
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Para quienes vivimos en el Estado de Jalisco es un falso tema, creado artificialmente como instrumento de fortalecimiento al grupo de la Universidad de Guadalajara, por Carlos Rivera Aceves.
Muy lejos, pudiéramos decir diametralmente opuesto, al concepto de Autonomía y la Libertad de Cátedra con que se enfrentó la Universidad Nacional, a los gobiernos con tendencia socialista de la primera mitad del Siglo Veinte.
Quienes lucharon por la autonomía frente a la intención de crear una universidad y educación estatizada, estuvieron personajes notables de la época, que no aceptaron la imposición de criterios educativos e ideológicos.
Alejado de eso fue lo que sucedió en la década de los noventa del siglo pasado, en que el gobierno obsequiosamente entregó a un grupo de poder enquistado en la Universidad encabezado por Raúl Padilla, que medró desde la época de Guillermo Cosío hasta la actualidad con los bienes de la Universidad.
En los momentos más álgidos surgió el tema de que si los recursos de la Universidad, públicos por supuesto, deberían ser auditados, argumento utilizado constantemente por los grupos de interés que se han ido apoderando de la educación superior en el país a través de universidades generadas a partir de los gobiernos locales.
Ahora vuelve aparecer el tema ante la propuesta del gobernador de Jalisco, de la creación de una figura asociada entre el gobierno y la Universidad para crear condiciones de seguridad para los alumnos, que viene sufriendo agresiones de los grupos de la delincuencia organizada, con desapariciones, secuestros y homicidios, ante el desamparo de un gobierno ineficiente para defender a la población, en especial a los más desprotegidos, los adolescentes.
La rectora de la Universidad de Guadalajara ha reaccionado o sobre reaccionando con una posición de exagerada defensa de la autonomía universitaria.
Vamos no se puso a meditar que, en el tema de los recursos financieros, los interesados primarios son los ciudadanos, sobre todo después de los enormes abusos cometidos en los bienes públicos, dedicados a la educación superior por el grupo político al que pertenece.
Desgraciadamente los temas apremiantes de la sociedad y los medios, incluyendo las redes, son otros más graves como la seguridad pública y las agresiones sistemáticas de la delincuencia organizada ante la indefensión de la ciudadanía y la torpeza e ineficiencia de los gobiernos.
Dicha distracción, no ha permitido escuchar la opinión de la sociedad sobre las prioridades de la inversión, primero la vida de las personas y después los requerimientos de las instituciones.
Tampoco debemos desconocer que el problema en especial se genera ante la escasez de recursos públicos, por el mal uso y abuso que de ellos han hechos los anteriores administradores de gobiernos, municipios y de la propia Universidad.
Antes bien, debieran centrar sus decisiones en el mejor aprovechamiento de dichos recursos en la protección de los jóvenes, sin derroches, sin faccionalizar las posiciones, sin desgarrarse las vestiduras. Solo resolver.